- El subgobernador entre 2009 y 2016, José Viñals, hace un retrato técnico sin ejercicio de autocrítica.
- Vamos, que el Banco de España estaba 'fuera de juego', como los supervisores de otros países.
- Hubo "errores de previsión" ante la crisis financiera y tampoco sabían la duración que iba a tener.
- Realizó su papel, con requerimientos y recomendaciones a los bancos, pero carecía de herramientas.
Perplejos se han quedado los diputados que han asistido, este jueves, a la comparecencia José María Vinals, subgobernador del
Banco de España entre 2006 y 2016, en la
comisión parlamentaria sobre las causas de la última
crisis financiera. Viñals se ha conformado con dar una explicación técnica -o sea, lejos de interpretaciones o autocríticas-, que es lo mismo a echar balones fuera.
Vinals se ha quejado de la falta de
herramientas para prevenir aquella crisis, que el Banco de España, como los supervisores de otros países, no vio llegar, y cuando llegó era demasiado tarde: España no tenía la
capacidad presupuestaria de capitalizar los bancos con dinero público.
Pero
Viñals se ha explayado en las ausencias más que las presencias para explicar algo que todo el mundo sabe: que comenzó con las
subprime, en 2007, en EEUU, y se trasladó después a España, por la dislocada
expansión del crédito tras años de
bonanza.
Pero mucho ruido y pocas nueces. Y eso a pesar del recorrido de Viñals, subgobernador en años clave, desembarco posterior en el
Fondo Monetario y desde 2016 presidente del banco británico
Standard Chartered (
en la imagen).
El Banco de España no se percató del alcance de la
crisis financiera -"errores de previsión"-, a pesar de las alarmas que se encendían por los
desequilibrios de la economía, ni de la duración que iba a tener porque ya se arreglaría todo más tarde, como quien dice.
¿Hubo errores? Sí, de previsión,
que no se notaban en el sector bancario -salvo las tensiones de liquidez- por una política monetaria "excesivamente laxa" en la zona euro, pero sin capacidad para detectar los
riesgos sistémicos.
El Banco de España no disponía en esa etapa de agilidad porque la potestad sancionadora recaía en el Ministerio de Economía y su labor se limitó a requerimientos y recomendaciones a los bancos, básicamente por la expansión del crédito.
Pero lo peor llegó después, en 2007, cuando no se exigieron a los bancos mayores
provisiones anticíclicas. Entonces, se consideraron excesivas (no había amenazadas significativas de estabilidad y solvencia). Y, después, demasiado tarde para arreglar el entuerto.
Rafael Esparza