El Consejo de Administración de Duro Felguera da el único paso posible: sumarse al acuerdo pactado con la banca acreedora, que tiene un respaldo superior al 75%. Es el único porque el caso contrario es lanzar la empresa al concurso de acreedores. Además, ya no están en él los representantes de la propiedad (dimitieron) y la voz del expresidente Ángel del Valle es sólo eso: una voz sin mando.

No deja de ser curioso, aunque es una mera coincidencia, que la decisión del Consejo se transmita a la CNMV al día siguiente de que agentes de la Policía Judicial entraran en la sede de la ingeniería en Gijón con el fin de buscar pruebas para la investigación en curso. Es decir, el Consejo decidió el mismo día que la policía pedía a sus directivos la documentación sobre contratos y pagos.

El motivo de esa inspección, en concreto, está en los presuntos sobornos en Venezuela, entre 2008 y 2013, para conseguir adjudicaciones. Hablamos de pagos de unos 90 millones a cambio de una adjudicación de 1.500 millones (la central del Termocentro, en 2009).

La inspección en la sede de Gijón forma parte de la investigación judicial por los presuntos sobornos en Venezuela 

No es caso menor dentro de una causa mayor, en la Audiencia Nacional, porque afecta a los dos últimos presidentes -además, de Del Valle, Juan Carlos Torres- y añade más dudas, desde el punto de vista procesal, al futuro de la empresa.

Es uno de los motivos por los que dimitieron los consejeros que representaban a las familias Arrojo y Arias (34% del capital), escapando así de posibles conflictos judiciales.

La decisión del Consejo, en cualquier caso -comandado por su presidente, Acacio Rodríguez-, allana el camino hacia la última fase en la tramitación de la crisis, la palabra de los accionistas en la Junta General de junio. La bolsa lo ve con buena cara. Este viernes vuelve a subir el valor, en torno al 2% (hasta 0,29 euros por acción), después de que, a finales de abril, recuperara todo lo perdido desde marzo, cuando los títulos estaban en 0,20.

La lectura del mercado, no obstante, va más allá: ve esperanzas de que la empresa salga a flote y evite el concurso. Al fin y al cabo, el respaldo mayoritario de los acreedores bancarios al plan de refinanciación expresa, con toda la cautela, una vía de escape, sostenida, a su vez, en las señales positivas trasladadas desde Fidentiis, que asesora y se la juega en ese sentido.

Es la condición clave en esta historia: el socio salvador para dar rienda al resto. Los planes son que aporte los 125 millones para la ampliación de capital, con el fin de reducir la deuda de 362 a 85 millones, con una quita del 73%.

Los bancos abrirán el grifo, por su parte, con la liberación de avales por 100 millones para dinamizar la actividad de la empresa, dentro la conversión de 233 millones de deuda (la suscribirán en dos emisiones), que dará un vuelco en el capital. El nuevo socio, con un 90%, el 6% en los bancos y el 4% en los actuales propietarios.