Con ligeros repuntes, como en Cataluña, la incidencia de la Covid sigue bajando y sobre todo, bajan las muertes, que, al final, es la cifra definitiva.

Si tuviéramos que dibujar el virus, y aún lo tenemos muy borroso, digamos que sabemos muy poco: por qué se contagia tan rápido, por qué la letalidad sube y baja al buen tuntún, incluso cómo mata, también hay dudas, dónde golpea y cuál es su origen.

Respecto a la terapia, lo más significativo es que seguimos sin saber por qué razón han llegado las vacunas ante que los tratamientos, cuando por lo general ocurre lo contario.

¿Sabemos algo sobre el virus? Poco, muy poco

Lo cierto es que la situación actual es la de unos laboratorios que están utilizando a toda la humanidad como conejillos de indias. No es broma. En todas las vacunas existentes, la protección a quien se le inocula es del 100 por 100. En las vacunas contra el coronavirus hablamos de un 80%.

Lo mismo ocurre con los famosos PCR: su fiabilidad avanza hacia atrás. Así, los médicos presienten que hemos metido en cuarentena a mucha gente que sólo tenía un catarro.

A la contra, seguimos sin saber dónde radica su condición de ultracontagioso, que es lo que caracteriza a este virus.

La humanidad entera está sirviendo de conejillos de indias a unos laboratorios que no ofrecen protección al 100 por 100

La pregunta es: ¿sabemos algo del Covid? Con certeza, no mucho. Sin embargo, se ha puesto en marcha la mayor campaña de vacunación de la historia de la humanidad.

Es igual, ahí tienen a Rodrigo Duterte, el oligofrénico presidente filipino quien quiere encarcelar a todos aquellos que no se vacunen. Duterte nos marca el camino.