• La fuerza del mundo hispano estriba en la radical igualdad de los hombres, hermanos… por hijos de Dios.
  • A la fraternidad por la paternidad.
  • Luego, la libertad nos sitúa en nuestro lugar, gracias a nuestros méritos.
En el Día de la Hispanidad conviene definir el concepto. La Hispanidad es la convicción en la máxima cervantina: un hombre no es más que otro sino hace más que otro. Esa radical igualdad del origen del mundo hispano está basado en la otro pilar de la Hispanidad: la fe cristiana: todos los hombres nacemos iguales porque participamos de la misma paternidad de Dios. Pero ojo, esa radical igualdad de origen no supone la igualdad de ejercicio. Ni mucho menos. La Hispanidad siempre creyó en la meritocracia y por eso su desconfianza hacia la subvención pública, que premia la vagancia y desprecia el esfuerzo individual. En definitiva, la igualdad de origen se quiebra en la práctica gracias a la libertad humana. Pero ojo, al mismo tiempo, la desigualdad que provoca la libertad y el mérito personales no modifica la naturaleza. El mundo anglosajón observa la pobreza con la siguiente y calvinista conclusión: algo habrán hecho. La Hispanidad se forja en Trento, aquel concilio donde el hombre es hijo de sus actos frente al determinismo protestante. Por eso, los españoles creamos una raza. Los ingleses, un genocidio. Por todo ello, la Hispanidad no ha pasado de moda. Eulogio López eulogio@hispanidad.com