Deutsche Bank y Commerzbank son los dos bancos más grandes de Alemania y tienen muchos motivos para fusionarse, sobre todo el ahorro en costes, pero ambos comparten el mismo problema: están en plena reestructuración. Otra cosa es que los dos problemas se reúnan en uno, aunque más grande. Todo pesa al ponderar, de nuevo, una fusión entre los dos, aunque, de momento, no quieren entrar al trapo y se abstienen a comentar lo que califican de “rumores”.

Deutsche Bank no sale del pozo pero prefiere decir que son rumores

Esos rumores provienen de Bloomberg. Según la agencia, las conversiones están en marcha, aunque no en fase de concreción. Una cosa está clara: la reestructuración del Deutsche Bank, la gran preocupación del presidente, Paul Achleitner -la razón que forzó el relevo de John Cryan por Christian Sewing- podría no funcionar para sacarlo del pozo. Está en marcha otro recorte masivo de empleos, el segundo en tres años (de 7.000 empleos, ahora, frente al anterior, de 9.000).

El objetivo de una fusión frenaría el declive de Deutsche, con una prueba irrefutable: la acción se ha depreciado en bolsa en ochos años de 40 a 9,4 euros. O sea, siguen por debajo de 10 euros. Otra cosa es que se pueda refinanciar o no necesite más capital.

La presión viene también de Unicredit y Société Générale, si se unen al baile de fusiones paneuropoeas

A eso se unen otros imperativos, como el de Draghi, empeñado en grandes bancos aunque sean poco rentables. La obsesión del presidente del BCE es el tamaño, y en ese ranking -que lidera en Europa, por capitalización, el Santander-, el Deutsche Bank ha quedado relegado al puesto 11, con Commerzbank por detrás.

A eso se une la posibilidad de que el italiano Unicredit y el francés Société Générale se unan, aunque seguirían por debajo del el Santander y superarían al BBVA. Esa fusión, que encantaría al BCE, elevaría más la presión sobre los bancos germanos.