• Los accionistas exigen al nuevo presidente que haga lo que han incumplido los anteriores: concreción en el recorte de costes tras el descalabro del beneficio.
  • Deutsche Bank opera en España con 253 oficinas y a través de las 2.244 sucursales de Correos, a través de la marca BanCorreos.
  • Los analistas apuntan a la venta de negocio, aunque habría que separar banca doméstica y banca de inversión.
Sobre el negocio en España de Deutsche Bank siempre han pesado ciertas dudas. ¿Vendería el gigante alemán la red que tiene en nuestro país? El propio banco negó ese extremo a finales de abril, cuando los dos copresidentes, el indobritánico Anshu Jain y el alemán Jurgen Fitschen, anunciaron un duro plan de ajuste, que seguía, paralelamente, al recorte del 50% en los beneficios trimestrales. Desde este domingo, sin embargo, sabemos que han caído en desgracia y que les sucederá John Cryan, director financiero de UBS de 2008 a 2011 y miembro del Consejo de Vigilancia de Deutsche Bank desde 2013. Y con ese relevo, pleno a partir de mayo de 2016, vuelve a sonar la flauta de un posible traspaso del negocio en España. Sobre todo teniendo en cuenta que lo que los accionistas han exigido a Cryan es lo que no han cumplido los anteriores. Es decir, que concrete la reducción de costes tras el descalabro de beneficios. Es en esa reducción de costes donde los analistas colocan la venta de Deutsche Bank España. El problema de este banco es que su negocio no es tan lineal como, por ejemplo, lo era el de Barclays, enfocado sobre todo a las economías domésticas. En el caso de Deutsche habría que separar banca al por mayor y banca al por menor. Y se supone que lo que estaría en venta es la doméstica. En España, el Deutsche Bank tiene 253 sucursales y 312 agentes financieros y además opera a través de las 2.244 sucursales de Correos, mediante la marca BanCorreos. Con esa red, en la que trabajan 2.600 empleados, tiene una cartera de 650.000 clientes. Hablamos de un banco en fase de ajuste y estamos en un país, España, donde no han sido pocos los bancos que probaron y se fueron (Citi o Barclays, los últimos). Es esa tesis, precisamente, la que manejan en el sector bancario, consciente de que no se puede competir en todas partes sin un tamaño suficiente en cuota de mercado: no compensa. Desde el lado nacional, la lectura es clara también: para que los grandes (BBVA o Santander) compitan en grandes mercados, necesitan hacerse con una cuota que lo merezca. Por la misma razón, aunque por otras causas (los escándalos) el HSBC deja Brasil o Turquía y prefiere concentrarse en Asia. El plan de ajuste que presentaron Anshu Jain y Jurgen Fitschen apuntaba a un recorte de gastos de 3.500 millones en cinco años, la venta de Postbank y el cierre de 200 sucursales. Ninguna referencia al negocio en España. Pero fueron esos mismos ejecutivos los que recibieron un sonoro rechazo a su gestión, en la junta, del 40% de los accionistas. Informábamos de ello ayer lunes al explicar que el declive del Deutsche Bank al pasar de banca doméstica a banca de inversión. Ha sido su apuesta y su fracaso. Además, el banco germano tiene otra presión, no menor: debe cumplir los requisitos que exige la regulación bancaria y, en consecuencia, reducir su endeudamiento y aumentar los recursos propios. Y a eso no le han ayudado precisamente los últimos escándalos por manipulación de los índices, por los tuvo que pagar una multa de 2.252 millones de euros, o que acumule hasta 6.000 litigios. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com