Deutsche Bank, el primer banco germano, no disimula su emoción por los resultados de 2018. Señala, antes de ir a más, que “la noticia más importante es que generamos nuestro primer beneficio neto desde 2014.” Ha sido, en concreto, de 267 millones, muy lejos de las pérdidas de 751 del año anterior.

El consejero delegado, Christian Sewing (en la imagen), ha aprovechado para dejarse en buena posición: el grupo se sitúa en “en el camino correcto”. O lo que es lo mismo, una enmienda a la totalidad de la gestión del anterior en el cargo, el fulminado John Cryan, cuando el banco hacía aguas en todos sus frentes.

Hay contado para ello con el recorte en las provisiones por litigios de 2.000 a 1.200 millones. Nunca hay que olvidar ese viejo fantasma en el caso de Deutsche Bank, asociado desde hace años a las causas judiciales por prácticas bancarias irregulares. Ahora anuncia que ha resuelto, parcial o completamente, 19 de los 20 casos más significativo.

En paralelo, la evolución de Deustche Bank está asociada a una posible fusión con Commerzbank, nunca descartada, entre otras cosas por el apoyo del Gobierno Merkel a esa opción con el objetivo de crear un banco sólido que respalde la actividad internacional de las empresas germanas. El Gobierno elamán se ha reunido con el fondo Cerberus y uno de sus ministros, varias veces este mes, con Deutsche Bank. 

La posible fusión con Commerzbank no está descartada y la apoya el Gobierno Merkel

Los resultados de 2018 llegan, además, en plena reestructuración, con un nuevo recorte masivo de empleos (7.000), tres años después del puesto en marcha por Cryan (9.000), para reducir costes y cambios profundos en banca corporativa y de inversión.

Con todo, cae la cifra de negocio, un 4,3%, hasta 25.316 millones, sobre todo en el último trimestre, un periodo en el que ha perdido 425 millones (un 82% menos) y que está marcado también por un registro policial de sus oficinas por los escándalos de lavado de dinero o los derivados de la salida del índice de referencia europeo, el EuroStoxx 50.

Eso sí, ha recortado un 5% sus costes, hasta 22.800 millones, aunque el objetivo estaba en 23.000 millones tras reducir la plantilla de 97.500 a 91.700 empleados.