• Será uno de los platos fuertes del recorte de 3.500 millones en los costes en los próximos cinco años.
  • En esa división cuenta con 23 millones de clientes en Alemania y otro cinco millones en otros países (desde España a India).
  • Al grupo le pesan demasiado las multas (la última, de 2.320 millones) y los procesos judiciales: ya ha comenzado el del intento de engaño a los herederos de Leo Kirch.
  • El ajuste afectará también a la plantilla (tiene 98.000 empleados) y a un recorte superior al 10% de la presencia internacional.
  • A España, donde tiene 250 oficinas y 650.000 clientes, no le afecta.
El primer banco germano, Deutsche Bank, no está en su mejor momento. Hace apenas unos días el grupo tuvo que encajar un multón de 2.320 millones de euros por manipular los índices que se usan como referencia para las hipotecas. A eso se unió después unos malos resultados en el primer trimestre, que han caído prácticamente a la mitad (de 1.100 a 544 millones de euros) con relación al mismo tramo de 2014. Ha llegado, por último, el anuncio de una fuerte reestructuración, cuyas líneas básicas son el recorte de unos 3.500 millones en los costes durante los próximos cinco años. El primer peldaño de esa escalera ha sido -fue anunciado durante el fin de semana- la venta de su filial Postbank, siete años después de comprarla (ahora tiene el 94,1%). Pero el segundo peldaño, a contracorriente de la banca, será en el negocio de banca personal (Private & Business Clients), en el que cuenta con más de 2.700 sucursales en distintos países, no sólo Alemania (23 millones de clientes). También tiene oficinas en España, Bélgica, Portugal, Polonia e India, donde atiende a otros cinco millones de clientes. También se había especulado con la posibilidad de que el banco segregara  completamente la división de banca privada, pero lo descartó el consejo de supervisión, algo que no gustó a los analistas, por cierto, que han considerado muy suave el ajuste. La reestructuración se trasladará también a la plantilla (ahora tiene 98.000 empleados) y a un recorte de su presencia internacional entre un 10% y un 15%, aunque no afectará a España, donde la entidad cuenta con unas 250 oficinas y 650.000 clientes. El mal momento del gigante alemán, en cualquier caso, tiene mucho que ver con la crisis financiera y con las medidas de control que han aplicado los gobiernos para evitar los excesos. En el caso del Deutsche Bank, altamente especulativo, el problema se llama endeudamiento, que sólo se vence con recursos propios, y viene de lejos. En 2014, se rindió a la realidad, al anunciar una ampliación de capital de 8.000 millones de euros que convirtió a Qatar en su primer accionista. Muchos problemas, en fin, al que se ha añadido este martes otro capítulo judicial: el inicio del proceso contra el copresidente de la entidad Jürgen Fitschen (en la imagen) y otros antiguos directivos por supuesto intento de engaño en el juicio por la quiebra del antiguo magnate de medios de comunicación Leo Kirch, ya fallecido. La fiscalía les acusa de seguir de forma conjunta un plan de acción para evitar el pago de indemnizaciones a los herederos de Kirch. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com