Demagogo no es el que miente al pueblo sino el que halaga al pueblo. Cuando José Borrell asegura que hay que flexibilizar el déficit fiscal en la Unión Europea (UE) está haciendo la radiografía más nítida del Sanchismo, cuya nota distintiva es, precisamente, la cobardía, y que podríamos resumir así: como no soy capaz de hacer esto, resulta que esto es malo. Como no soy capaz de reducir el gasto púbico porque no soy capaz de enfrentarme a una política de subvenciones públicas, en la que lo que unos ganan con sudor y otros se lo llevan por la cara, afirmo que las uvas están verdes y que hay que “flexibilizar” el déficit fiscal en el Eurogrupo.

Vox aboga por las energías renovables. Entonces, ¿en qué se diferencia de la ‘banda de los cuatro’?

Fue la aportación más llamativa de un Borrell que se comportó, eso sí, como un chico educado en colegio de pago, durante el debate de La Sexta, primer debate electoral para las elecciones europeas del 26-M.

Ahora bien, lo más llamativo fue la actitud de Jorge Buxadé, cabeza de lista de Vox al Europarlamento. Es verdad que su presencia en el plató de La Sexta en la noche del domingo, bajo la atenta vigilancia de Ana Pastor, una de las grandes especialistas en la manipulación egolátrica que afecta a tantos periodistas televisivos, mantenía la misma tónica de la política española: cuatro partidos progres, dos de izquierda y dos de derechas, contra un partido no progre, que es Vox, y que no deja de ser el que menos diputados tiene de los cinco.

El miedo de Vox a la marginación le convierte en políticamente correcto… pero no es eso lo que esperan sus seguidores

Ahora bien, los de Santiago Abascal deberían saber que lo que los españoles esperan de ellos no es que se hagan políticamente correctos sino, por el contrario, que aguanten su imagen de marginalidad y se mantengan en la defensa de una serie de principios (por ejemplo, la defensa de la vida) que nadie defiende.

Por eso sorprende contemplar a Buxadé aceptar, sin crítica alguna, la postura de Europa sobre el cambio climático -más bien la histeria europea sobre el cambio climático- y soltar, por ejemplo, que Vox es partidario de las carísimas y elitistas energías renovables.

Mientras, Dolors Montserrat acentúa el ridículo del PP: tras el 28-A continúa cantando las glorias del Marianismo

Pues mire usted, señor Buxadé, para eso me quedo con los cuatro partidos progres que dicen exactamente lo mismo. Insistimos, Santiago Abascal debería tener en cuenta quién le ha votado.

Por elcontrario, si se hubiera situado en defensa de la energía nuclear española, que no es la energía de los progres, pero sí la de pobres -la más intensiva y la más barata- habría marcado la diferencia. Porque si Vox no marca la diferencia respecto a la “banda de los cuatro”, respecto a lo políticamente correcto, ¿para qué sirve Vox?

Mientras, Dolors Montserrat acentuó el ridículo del PP: tras el 28-A continúa cantando las glorias del Marianismo. Y Rajoy, señora, está políticamente muerto. Menos mal. Sólo sirve para incordiar a su actual jefe de filas en el PP, Pablo Casado. Oyendo hablar a Montserrat uno se hace la pregunta de siempre con el actual PP: exactamente, ¿a qué elector está buscando?