Thomas Borgen, consejero delegado de Danske Bank, ha dimitido tras un nuevo escándalo de blanqueo de dinero a través de filial en Estonia. Danske es el primer banco de Dinamarca y cuenta con importantes cuotas de mercado en Finlandia, Suecia y Noruega. El caso recuerda a otro reciente en Holanda, con el grupo ING y su filial ING Netherlands, una situación similar que tuvo lugar entre 2010 y 2016.

En los dos casos ha fallado lo mismo: el control para detectar actividades delictivas de lavado de dinero. El banco holandés asumió su culpa con el pago de una multa de 775 millones de euros. Danske Bank, de momento, salva la cara con la dimisión de su primer ejecutivo -y responsable del negocio en Estonia entre 2009 y 2012- pero puede afectar a más, entre otras cosas porque se desconoce el alcance real de las transacciones ilegales realizadas entre 2007 y 2015.

La dirección cumplió sus obligaciones legales, pero no cumplió con su responsabilidad de vigilancia

Tampoco es la primera dimisión. Sigue a la del consejero ejecutivo Lars Morch, en abril, que fue responsable desde 2012 de banca de negocios de Danske Bank, área que incluye banca internacional y las operaciones en los países bálticos.

El detonante ha sido el informe encargado por el propio banco a un bufete de abogados, con una conclusión incómoda: la dirección cumplió sus obligaciones legales, pero no cumplió con su responsabilidad de vigilancia, circunstancia que aprovecharon clientes no residentes en el país báltico, rusos, de Azerbaiyán, y de otros países de la antigua URSS como Moldavia o Ucrania, para blanquear dinero.

De momento, el banco danés ha anunciado que destinará 200 millones de euros -correspondientes a los ingresos de clientes no residentes estonios- a “un fondo independiente” contra los delitos financieros.

El primer banco danés sitúa el banqueo en 200 millones, pero se desconoce el alcance de las transacciones ilegales entre 2007 y 2015

Ahora bien, el número de clientes sospechosos asciende a 6.000 y el blanqueo, según la prensa danesa, podría superar los 6.000 millones de euros.

Danske Bank ha admitido que fue informado de posibles irregularidades en su filial estonia en 2007, tras la compra del banco finlandés Sampo Bank, aunque no entró a fondo hasta 2015, cuando cerró su filial estonia a los clientes no estonios.

Las posibles irregularidades, que han provocado el recelo dentro y fuera de Dinamarca (por supuesto, de los supervisores daneses y estonios), coinciden con el llamamiento de Bruselas para crear un nuevo organismo en la UE que vigile delitos económicos como el blanqueo.