• La gran oportunidad para España, de la que hablaron poco, es convertirse en la puerta sur para suministrar gas a Europa.
  • Todo queda en una nebulosa al centrar las interconexiones energéticas en interconexiones eléctricas.
  • Es un paso que Hollande no ponga pegas a reiniciar el reiniciar el proyecto Mitcat, el gasoducto que unirá Cataluña y Francia.
  • Pero es insuficiente, si tenemos en cuenta que España cuenta con dos gasoductos y seis plantas regasificadoras.
  • El otro gran problema son las inversiones (son infraestructuras muy costosas), y el plan Juncker prevé sobre todo capital privado.

¿Ha sido un éxito la cumbre energética celebrada este miércoles en Madrid? El Gobierno debe decir que sí; la realidad, sin embargo, dice que no. Cualquier avance en la interconexión energética entre España y Francia (o lo que es lo mismo, con Europa) es positivo. Eso está claro. Pero si no se matiza a renglón seguido que esos avances se limitan prácticamente a la conexión eléctrica y dejan en el mismo limbo, una vez más, la conexión gasista, el impacto de cualquier acuerdo es ciertamente muy limitado.

La cumbre, saben, reunió en Madrid, como estaba previsto, a Mariano Rajoy con el presidente francés, François Hollande, y el primer ministro portugués, Pasos Coello. Y a ellos se sumaron, además, del comisario del ramo Arias Cañete y el presidente de Banco Europeo de Inversiones (BEI), el 'siempre atento’ presidente europeo, Jean Claude Juncker (en la imagen). Tenía su importancia. No hay que olvidar que el 'brazo financiero' para esas interconexiones está en el plan de inversiones que alienta, pero -dicho sea todo-, Juncker no ha decidido todavía qué inversiones serán financiadas por la UE y cuáles corresponderían al sector privado. Ojo, hablamos de infraestructuras muy caras, especialmente para la interconexión del gas. El plan Juncker prevé inversiones de 315.000 millones, pero sólo 21.000 millones en forma de garantías públicas (16.000 del presupuesto comunitario y 5.000 del BEI).

El balance de la cumbre es que se darán los pasos para hacer realidad el objetivo del 10% de interconexión energética en 2020. No parece un gran logro, cuando se ignora el aspecto de gas, o sólo se limita a una declaración de intenciones sobre lo bueno que sería reiniciar el proyecto Mitcat, el gasoducto que unirá Cataluña al sur de Francia. Lo dijo el presidente francés, Hollande. Es obvio que la realidad es muy tozuda: esa conexión es insuficiente, teniendo en cuenta todo potencial de España para suministrar gas a Europa. Esa infraestructura estaba paralizada por las dudas españolas de que Francia permitiera el paso. ¿Para qué llevar el gas que entra de los dos gasoductos con Argelia hasta Cataluña si luego no te dejan pasar la frontera?

Nuestro país cuenta, en efecto, con esos gasoductos, especialmente el Medgaz, infrautilizado, y hasta seis plantas regasificadoras, con las que podría suministrar abundante gas a Europa central -cíclicamente sacudida los peligros de la dependencia de Rusia-, pero requiere de infraestructuras para hacerlo. Sólo hay dos colectores en la actualidad de mínima capacidad.

Los líderes políticos han creado un Grupo de Alto Nivel para redoblar los esfuerzos necesarios para desarrollar las interconexiones garantizar que puedan ejecutarse a tiempo. Es un paso, pero habrá que estar a la espera de un diagnóstico.

España, mal que le pese a Juncker o Arias Cañete, tiene un problema: Francia. A pesar de los buenos gestos de su primer ministro, Manuel Valls, durante la inauguración en Gerona de la la quinta interconexión eléctrica entre España y Francia, las diferencias no han terminado para vencer las reticencias francesas, especialmente en el gas. Las mismas pegas que ha puesto la compañía pública Electricité de France (EDF) en la conexión eléctrica, las pone también la otra pública y gasista, Suez, que siempre ha soñado con convertirse en el gran distribuidor de gas en la UE y en el nexo de unión entre el gas ruso y el argelino. Todo ello en detrimento de España, claro. Si España se convierte en la puerta sur del europeo, llegarán las oportunidades para Enagás, Gas Natural Fenosa o Iberdrola.

Del mismo modo que el proyecto de interconexión eléctrica inaugurado en Gerona duplicará la capacidad de interconexión 1.400 a 2.800 megavatios, España cuenta también con las infraestructuras para multiplicar las conexiones gasísticas con Francia. Como explicó a la revista ConsejerosXabier Añoveros, consejero de Gas Natural Fenosa, "España está impulsando un proyecto que duplicará hasta 14 BCM (un BCM es 1.000 millones de metros cúbicos de gas) las actuales conexiones gasistas con Francia". Pero faltan "algunas cosas" y depende, sobre todo, de la voluntad política de la Unión Europea y muy especialmente de Francia. Añoveros no tiene duda de España "cuenta con las infraestructuras para convertirse en una nueva puerta del gas a Europa Central. Disponemos de seis plantas regasificadoras en operación y seis conexiones internacionales con ArgeliaMarruecosPortugal y Francia".

Rafael Esparza

rafael@hispanidad.com