Donald Trump es ‘negociator’, no ‘terminator’, como le definió Carlos Slim, quien se equivocó en su apoyo a Hillary Clinton.

Su táctica siempre es la misma: entra como elefante en cacharrería a la mesa de negociación, lo pone imposible, plantea logros desmesuradas y exigencias imposibles. Al final, sale con un apretón de manos y consigue la mitad de lo que pedía… que era justamente  lo que pretendía.

Mientras, Europa, dirigida por la progresía occidental, se rasga las vestiduras ante el impresentable… Trump vuelve a ganar y, atención, ha sido capaz de compatibilizar sus intereses con sus principios… mientras Europa hace tiempo que fracasa en lo primero y abandona lo segundo.

Mientras, Europa, origen de Occidente, continúa negociando con Pekín y se escandaliza de Trump

Cumbre de Helsinki: se escandalizan las tontorronas cancillerías Europas porque da más valor a las palabras de Putin que a sus propios compatriotas sobre la injerencia rusa en las elecciones norteamericanas. Yo también lo haría. Entre Hillary Clinton y Vladimir Putin me quedo con este segundo, sin dudarlo.

Putin es un ser que vive para la guerra y eso es malo, pero la diferencia entre Putin y Obama, o entre Vladimir y Hillary, es que Vladimir cree en algo mientras que Obama o Clinton consideran que cualquier convicción es un dogma y, por tanto, poco progresista.

Así que, en Helsinki, Trump ha hecho lo que tenía que hacer: intentar que Moscú vuelva al Occidente cristiano del que surgió, a su verdadera alma, que rompa con el desesperado panteísmo materialista de China y, no lo olvidemos, de La India, allá donde el hombre no es hijo de Dios sino individuo, elemento de una estadística. Mientras Europa vende su alma cristiana en aras de intercambios comerciales con el lejano Oriente, Donald Trump sabe que necesita Rusia en el fiel de su balanza. Ojo, intercambios comerciales, los de Occidente con China, que han deseado la peor de las posiciones: olvidar los principios y ceder en los tratados comerciales porque el éxito de China en el actual proceso de globalización consiste en la explotación de los trabajadores… y en que Europa está imitando ese sistema para poder mantener la competencia.

En el panteísmo chino o indio el hombre no es hijo de Dios, sino mero elemento estadístico

Por lo demás, Putin ha acertado en Siria, Europa y EEUU se equivocaron. Además, Occidente necesita a Moscú para compensar la injerencia de Netanyahu en la policía norteamericana.

Ahora bien, Putin no es la madre Teresa de Calcuta. Ahora la clave del esfuerzo de Trump consiste en que Putin responda como debe, en que rompa sus lazos con Pekín y se comporte como lo que es: un occidente cristiano. Y no pasaría nada porque Europa, la cuna de la civilización occidental, vuelva también a Cristo.