Criteria ha decidido ya salir del grupo francés de infraestructuras Suez Environnement, en una encrucijada peculiar, marcada por los movimientos corporativos, de la que depende su futuro y condiciona a su vez a Agbar, la filial española que preside Ángel Simón. Criteria lo tiene claro, según fuentes consultadas por Hispanidad, aunque no ha decidido la vía para vender el 6%, que tomará cuerpo en mayo, mes marcado en su calendario por el relevo del presidente del grupo galo, Gérard Mestrallet, y las elecciones municipales en España, el día 26.

Criteria debe hacer cuentas para vender su parte en las mejores condiciones, también económicas. En cualquier caso, la afinidad de Isidro Fainé, consejero de la francesa, es con Mestrallet, cuyo mandato presidencial vence también mayo. De hecho, es una de las cuestiones que abordará, el 14 de ese mes, la Junta de Accionistas de Suez. Aspira a sucederle el actual director general, Jean-Louis Chaussade, consejero también de Criteria Caixa.

Todo este proceso sucede, en paralelo, cuando no está claro el futuro del grupo Suez Environnement, en vive un momento peculiar, no solo por el proceso de transición de mando en el que está inmersa, sino también por los movimientos corporativos que se esperan. El primer aviso, en ese sentido, partió del gigante energético galo Engie, que controla el 32% y baraja la venta de esa participación, valorada en 2.500 millones de euros.

El futuro de Suez se juega en tres en tres escenarios: que la compre o reduzca su participación (32%) Engie o fusión con Veolia

Esa opción se planteó el mes pasado, en la reunión de directivos y miembros del comité ejecutivo. El debate, entonces, fue si la participación de control del 32% es excesiva o, por el contrario, se queda corta. De ahí, las dos posibles derivadas que hay en estos momentos sobre la mesa: que Engie compre Suez o venda la mayoría -dejando en mínimos su participación, en torno al 10%- , que equivale a la renuncia del control.

En el entretanto, planea una tercera opción: la fusión de Suez y Veolia, que este miércoles ha presentado sus resultados hasta septiembre, por cierto, con un aumento del beneficio del 15,5%. Veolia, dedicada a la comercialización de energía y gestión de agua y residuos, podría comerse Suez.

Es la opción que defiende, por ejemplo, Alain Minc, un economista con peso en Francia, también asesor empresarial y político. Minc, por cierto, es consejero de Caixa. Ahora bien, esa opción tiene también detractores, que alegan que se reduciría la libertad de los ayuntamientos franceses para elegir como hasta ahora, entre Suez y Veolia, para sus contratos de servicios. Vamos, que rebajaría la competencia.

En medio de las especulaciones sobre los movimiento, el aspirante a la presidencia de Suez, Jean-Louis Chaussade, ha declarado a Financial Times que preferiría que el grupo de agua mantuviera su independencia, como en los últimos 10 años, y admite una parte de culpa. Conocida la posición de Engie, el primer ejecutivo pidió a la energética que tomara una decisión lo más rápidamente posible, teniendo en cuenta, precisamente, el proceso de sucesión en el mando del grupo.

En Francia, todo pasa por el omnipresente Estado, que controla Engie, y a través de la energética, Suez, y 'mando' indirecto en Veolia

Hay que tener en cuenta, en cualquier caso, los planes del Gobierno francés y, sobre todo, de su presidente, Macron, por los que pasan todas las decisiones de peso en el tejido empresarial galo. El omnipresente Estado francés también hará valer sus posiciones. Aunque en Veolia hay una participación pública escasa (del 4%, a través del grupo estatal Caisse de Depots et Consignations), el Ejecutivo también manda, indirectamente, a través de la participación de los fondos de inversión (60% del capital), sobre todo franceses, que codicionan la orientación corporativa. Es la diferencia respecto a Engie, a través de su participación del 24,1%, y a través de la energética, también Suez.

Es el motivo, en fin, que marcó el final de la presidencia en Engie de Mestrallet, estrella del sector público francés, y ha acelerado el relevo en la presidencia de Suez Environnement. En Engie le sustituyó Jean-Pierre Clamadieu, ex CEO de la química belga Solvay, no Isabelle Kocher, directora ejecutiva, la preferida de Macron.