Movimientos indígenas y sindicatos de Ecuador hicieron el miércoles una huelga nacional contra las medidas de austeridad del presidente Lenín Moreno, pero el gobierno dijo que logró iniciar un acercamiento con los sectores en desacuerdo, publica Reuters.

En el séptimo día de protestas, miles de sindicalistas e indígenas llegaron de manera pacífica al centro histórico de la capital Quito gritando consignas hacia el Palacio de Gobierno, que estaba rodeado de militares y policías.

Las manifestaciones estallaron la semana pasada cuando Moreno puso fin a los subsidios al diésel y la gasolina extra, que han estado vigentes por décadas, en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 4.200 millones de dólares, con el que buscan reducir un abultado déficit fiscal.

Después de la jornada de paro y protestas, la marcha indígena comenzaba a replegarse por la noche. Al mismo tiempo el Gobierno aseguraba que las primeras reuniones con los manifestantes empezaban a dar frutos bajo el acompañamiento de Naciones Unidas y la Iglesia Católica.

Moreno, quien trasladó su gobierno a la ciudad costera de Guayaquil, dijo en un video difundido en su cuenta de Twitter que regresó a Quito para monitorear las protestas. “Estamos obteniendo los mejores resultados del diálogo con los hermanos indígenas”, sostuvo el mandatario.

Manifestantes y Gobierno inician el diálogo con el presidente Lenín Moreno

Pero más tarde el secretario de la Presidencia, José Agusto Briones, explicó que se trata de primeros acercamientos y que se propondrá a los movimientos indígenas un plan que incluye la instalación de sistemas de riego, reestructuración y condonación de deudas, un seguro agrícola y mejoras en educación intercultural, entre otras cosas.

Unos 86 policías han resultado heridos y al menos 360 personas civiles han recibido atención médica. Las autoridades han detenido a unas 766 personas.

Lenín Moreno ha acusado al expresidente Rafael Correa, en cuyo gobierno fue vicepresidente, de intentar un golpe de Estado con ayuda del mandatario venezolano Nicolás Maduro. Correa, desde Bélgica, negó la acusación y Maduro hizo lo propio en Caracas.

Hoy, en El Mundo, Correa ha dicho: "Si me dejan registrarme para unas elecciones, vuelvo a Ecuador, aunque me metan preso".