Récord histórico de deuda en España: 1,23 billones, casi el 100% de toda la riqueza generada durante un año. Es más, según las estimaciones del Banco de España, en el escenario más moderado de caída del PIB por la crisis del coronavirus, la ratio de deuda pública se elevará en torno al 115% del PIB, mientras que en el más adverso podría superar el 120% del PIB.

Está claro que no vamos bien. Tres meses y medio de confinamiento, con fases de desescalada de por medio y sumergidos en la peor crisis de las últimas décadas. Nos enfrentamos a las consecuencias de una pandemia sanitaria, económica y social brutal que nos empieza a pasar factura.

Y de qué manera porque, la OCDE, acaba de asegurar que la economía española será una de las más castigadas por la crisis de la COVID-19, con una caída del PIB del 11,1 % este año, que será del 14,4 % en caso de que hubiera una segunda ola de la enfermedad, la peor caída de todos los países miembros en ese escenario.

En su informe semestral de perspectivas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico es significativamente más pesimista que el Gobierno español y que la Comisión Europea, que en sus últimas proyecciones hace ya más de un mes esperaban un descenso del 9,2 y del 9,4 %, respectivamente. 

Falta munición, asegura el sector turístico que critica, sobre todo, que ninguna de las tres medidas que reclaman las empresas desde hace tres meses figura en el plan presentado por el Gobierno

Pero ese no es el peor de los escenarios porque según el Banco de España, de nuevo, la crisis económica que España sufrirá como consecuencia de la pandemia será larga, con una recuperación de los niveles previos que no llegará antes de 2023 y con una caída del Producto Interior Bruto que este año podría llegar a ser de hasta un 15%. El BdE, además, acaba de dar datos que cifran en un 34% la caída de la actividad económica en las últimas dos semanas de marzo.

Así que, o nos ponemos las pilas o lo vamos a pasar mal. Y si no que se lo digan a la ministra de Hacienda que, cual hormiga diligente, trabaja para conseguir los apoyos a los Presupuestos Generales del Estado cuyo proyecto deberá enviar a Bruselas como condición imprescindible para recibir esa ayuda del fondo europeo de reconstrucción.

La también portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, asegura que antes de presentar el proyecto presupuestario de 2021 habrá que aprobar un nuevo objetivo de déficit que dependerá de las "conversaciones" que se mantengan con la Unión Europea.

En estas conversaciones se determinará "cómo se transita" a partir de las previsiones económicas recogidas en la actualización del programa de estabilidad, que ya contemplan el impacto de la crisis sanitaria. La aprobación de estos nuevos objetivos de estabilidad presupuestaria forma parte de los trámites previos a la presentación del proyecto de Presupuestos, que el Gobierno pretende que sea "en torno a octubre".

Y mientras nos camelamos a la Comisión, aquí tenemos en guerra al sector del turismo al que no le ha gustado nada, nada en absoluto, el plan presentado esta semana por el Gobierno.

Falta munición, aseguran. Y critican, sobre todo, que ninguna de las tres medidas que reclaman las empresas desde hace tres meses figura en el plan: un aumento de los fondos, ayudas directas en lugar de préstamos y, sobre todo, la ampliación de los ERTE de fuerza mayor como condición sine qua non para evitar miles de despidos y cierres empresariales.

En conclusión. Que no se han anunciado medidas potentes para asegurar liquidez.

La OCDE prevé que la economía española será una de las más castigadas por la crisis, con una caída del PIB del 11,1 % este año, que será del 14,4 % en caso de que hubiera una segunda ola de la enfermedad

Otro de los frentes abiertos es precisamente la ampliación de los ERTE. Una ampliación que debería extenderse incluso a 2021, ha dicho Elvira Rodríguez hoy mismo en una entrevista concedida a Radio Nacional. Ex ministra y actual vicesecretaria de Acción Sectorial del PP, ha pedido este sábado al Gobierno que sea “más comprensivo”

“De esta forma”, asegura, “se evitaría que el coste tremendo de dinero público que han supuesto no sea al final dinero tirado”. “Hay que dar mayor seguridad jurídica y así las empresas podrán planificar con más margen lo que queda de año”

El último capítulo del culebrón de ERTE es que no hay acuerdo. Los más de tres millones de trabajadores que se encuentran acogidos a este esquema de protección aún no saben cuáles serán las condiciones de los ERTE a partir del 30 de junio, día en el que finaliza el actual sistema de expedientes temporales prorrogado en mayo.

Pedro Sánchez, no obstante, quiere tranquilizarles. Asegura que “los ERTE han venido para quedarse”. Y chimpún. Pero, en cuanto se acaben, volverán la colas del paro, porque los ertes se convertirán en eres.