Han pasado ya dos años desde que Reino Unido votara a favor del Brexit, pero ahora parece que la ruptura no será total ni dura, sino blanda. Esta postura ha provocado una crisis de gobierno en el Gabinete de Theresa May, con varias dimisiones en días, y todo ello, en vísperas de la polémica visita de Donald Trump.

El primer adiós fue el del ministro para el Brexit, David Davis, a quien le sustituirá Dominic Raab, y este lunes, se ha conocido la dimisión del titular de Exteriores, Boris Johnson. Ambos son de la línea que apuesta por un Brexit duro, pero parece que se va por todo lo contrario.

Hablamos de Brexit blando porque May quiere que Reino Unido siga teniendo la misma regulación europea en el comercio de bienes, especialmente en los agrícolas, cuando salga de la Unión Europea (UE). Mientras, la regulación sobre el comercio de servicios, sobre todo, los financieros, y la libre circulación de personas será distinta y controlada por Reino Unido.

El pasado 23 de junio hubo una manifestación, con el apoyo del partido Liberal Demócrata, pidiendo un segundo referéndum

Los analistas de Bankinter consideran que no será posible que gran parte del negocio financiero (la famosa Citi) siga como ahora, apuntando a que se trasladará a otras ciudades europeas. Eso sí, señalan que en la práctica, esto provocará que la regulación y la supervisión británicas sean cada vez más laxas para ganar atractivo y retener negocio.

Paralelamente, no se puede olvidar que el pasado 23 de junio hubo una manifestación, con el apoyo del partido Liberal Demócrata, pidiendo un segundo referéndum. Esto no es baladí y más si se recuerda que en el primero el 53,4% de la población votó por el Brexit frente al 46,6% que lo hizo en contra.

Y todo esto sucede días antes de la visita del presidente de EEUU, Donald Trump, que llegará a Reino Unido el próximo día 13. Ya hay convocadas varias protestas, bajo el lema ‘Carnaval de la resistencia’ e incluso contarán con un globo de Trump en pañales surcando los cielos.