El éxito de las movilizaciones del lunes por la tarde en las principales sedes del BBVA -unas 6.000 personas- ha dado alas a los sindicatos de cara a la reunión del miércoles 12. Los representantes de los trabajadores, sin embargo, no esperan grandes novedades, entre otras razones porque el interlocutor no será el banco sino el consultor externo contratado por la entidad para justificar el despido colectivo. Será la segunda vez que lo hace, lo que no augura nada bueno. Si el banco quisiera negociar las condiciones lo haría desde el primer momento.

Lo cierto es que, lejos de amainar, el cabreo de los empleados del BBVA ha aumentado durante las últimas semanas, principalmente con el consejero delegado, Onur Genç. Tanta es la tensión acumulada que el presidente de la entidad, Carlos Torres, le ha pedido que no vuelva a hacer declaraciones sobre el ajuste y que se aleje de la negociación.

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Genç se había ganado la confianza y el aprecio de la plantilla -incluso Torres aseguró en público que le había sorprendido para bien-, pero lo echó todo a perder durante la presentación a la prensa de los resultados trimestrales del banco, en la que justificó el mayor ajuste de la historia del banco.

En este contexto de máxima tensión, en los sindicatos ya se ha comenzado a hablar de huelga, la primera en la historia del BBVA. No se descarta, incluso, una huelga de celo que implicaría, por ejemplo, el cumplimiento estricto del horario laboral o la negativa a digitalizar clientes en las sucursales, tal y como denunciaron los sindicatos durante la última Junta de Accionistas.

BBVA vive una situación inédita, no ya por el número de despidos sino por las condiciones propuestas por la entidad. Desde los sindicatos le recuerdan a Torres su compromiso para llevar a cabo el ajuste sin medidas traumáticas y le ponen de ejemplo a su antecesor. Ni siquiera Francisco González planteó un ajuste tan duro durante la crisis financiera de 2008.

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Y mientras, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, ha asegurado esta tarde en el Senado que ha visto un cambio de actitud en la banca y que ahora las entidades están más dispuestas a negociar los ERE.