La idea de la nueva ministra de Sanidad, Carolina Darias, sobre la evolución del Covid, se la resumió uno de los médicos apesadumbrados por la pandemia -son multitud- con la siguiente ecuación:

1.Aunque estés vacunado no estás curado.

2.Aunque estés vacunado puedes seguir contagiando al vecino. Ergo, tienes que seguir viviendo como un esclavo.

Conclusión, no hay salida: seguirás fastidiado de por vida.

La gran estafa consiste en que toda discrepancia es negacionismo

Frente al coronavirus, la única salida posible es esta: grita libertad. Porque, si al menos las restricciones de libertad a la que nos someten fueran eficaces… pero es que no lo son. Seguimos sin saber mucho de este virus. Ni cuál es su origen ni cómo ataca, ni el porqué de sus rarezas, porque es un bicho muy raro. Ahora bien, esa ignorancia puede acabar en más obsesión paranoica o concluyendo aquello que aconseja el sentido común: seamos prudentes pero no cobardes, seamos responsables pero no sado-masoquistas. Sobre todo, no seamos idiotas como para pensar que la autoridad lo sabe todo cuando sus propias prohibiciones cambian cada semana.

Lo que es peor: con el virus se ha cumplido la profecía: la tiranía del siglo XXI se hace en nombre de nuestra salud, de nuestra seguridad y encima de nuestro bolsillo. Y saben, recuerda a aquel cartel inventado pero los taxistas madrileños sobre la multas que les imponían “por su seguridad” y que rezaba lo siguiente. “Por tu seguridad, pasa por caja”.

Encima hay dolo por parte del Gobierno Sánchez: su gran estafa consiste en que toda discrepancia es ‘negacionismo’.

Y el gran logro cristófobo: una sociedad dominada por el miedo a la muerte… que  ni es democrática ni puede ser libre

Y al fondo, el gran logro cristófobo de quienes han utilizado el virus: una sociedad dominada por el miedo a la muerte… que ni es democrática ni puede ser libre. Y si algo hay incompatible con el cristiano es el miedo, porque revela falta de confianza en Cristo, el más grave de todos los pecados.

Pero sí, toda la presunta lucha contra el Covid ha sido aprovechada para cerrar templos y dificultar la vida sacramental, desde el bautizo hasta la extremaunción. La siembra del medio ha proporcionado una abundante cosecha y un pueblo aborregado y pastueño, capaz de tragar con cualquier merma de su libertad porque le tiene miedo al virus, es decir, miedo a la muerte. El miedo que nunca puede aceptar un cristiano.