• Celebra junta de accionistas el 30 de agosto, la primera tras la deserción del fondo Palmira.
  • La refinanciación de la deuda y los problemas de liquidez abocan a la venta del grupo: todo o por partes.
  • La última valoración de la compañía quedó en 1.000 millones, cuando pagaron 1.440 a los Hinojosa en 2006.
El Grupo Cortefiel anuncia junta para el 30 de agosto con dos puntos, básicamente, en orden del día. Por un lado, recomponer el Consejo de Administración, después de que los fondos de inversión CVC y PAI Partners compraran el 33% de fondo Permira, el primero en abandonar el barco. Y el segundo, la espinosa cuestión de la refinanciación de la deuda, que han sido incapaces de amortizar entre los tres fondos desde que compraron (20016) la empresa a la familia Hinojosa por 1.440 millones de euros. La valoración actual, tras la salida de Palmira, está en 1.000 millones. Tras las pérdidas de 24 millones en su último ejercicio fiscal, el grupo sigue sometido a un proceso de transformación, mientras los fondos no excluyen nada, ni la venta, opción que han encargado a Goldman Sachs. Esa opción, en cualquier caso, se concretaría con el vencimiento de la deuda (900 millones), dentro de un año -tras la prórroga de los bancos acreedores (marzo de 2018) para refinanciarla- y en esa espera, los fondos seguirán en su política de desguace, que es lo que pasa cuando a la deuda se une el problema de la falta de liquidez. En el primer cuatrimestre del nuevo ejercicio (marzo-junio), Cortefiel ingresó 345 millones, un 9,8% más que hace un año, pero el problema sigue donde estaba. Y a eso se une que, tras el fracaso en la gestión, no han conseguido vender (pedían demasiado), tampoco salir a bolsa (por las pérdidas) por lo que todo apunta al desguace por marcas, CortefielSpringfield, Pedro del HierroWomen'secret. Entre ellas, la estrella es Women'secret. No obstante, la estrategia ha cambiado con Juame Miquel como consejero delegado. Para éste, la política anterior fue "un error". Ha pasado de querer emular a Zara, con público joven y productos baratos, a lo contrario: quiere conquistar a un público en torno a los 45 años, con prendas más serias, de más calidad y más caras. Rafael Esparza