• El consejero delegado, Jaume Miquel, defiende el tipo, con su nueva estrategia.
  • Mejoran las ventas y el Ebitda,  pero los números rojos del ejercicio alcanzan los 24 millones.
  • Los propietarios, CVC, PAI y Permira, esperan a que venza la prórroga de los bancos acreedores.
  • Miquel insiste en que fue un error la estrategia de buscar público más joven con precios más bajos.
Grupo Cortefiel ha cerrado el último ejercicio fiscal con unas pérdidas de 24 millones de euros, cuatro veces más, sometida como está a un proceso de transformación, mientras los fondos propietarios -CVC, PAI Partners y Permira- no excluyen nada, ni la venta, opción que han encargado a Goldman Sachs. Esa opción, en cualquier caso, se concretaría con el vencimiento de la deuda (900 millones), dentro de un año -tras la prórroga de los bancos acreedores (marzo de 2018) para refinanciarla- y en esa espera, los fondos seguirán en su política de desguace, que es lo que pasa cuando a la deuda se une el problema de la falta de liquidez. Mientras tanto, el que comanda el grupo como consejero delegado, Jaume Miquel, hace lo que puede para mejorar el balance. Lleva en el cargo desde septiembre, tras la salida de Berta Escudero, dimitida en agosto, pero era el detonante de mucho más que un relevo, como ya les contamos, para un despiece que afectaría a todo el grupo. Las ventas del grupo en el ejercicio (marzo de 2016- febrero de 2017) mejoran (un 3,12%, hasta 1.129,4 millones) y también el Ebitda sin extraordinarios (un 6,7%, hasta 114,7 millones), pero la reordenación del grupo sigue pensando lo que pesa, lo que aumenta indefectiblemente las pérdidas. ¿Llegará al break even? Miquel es optimista y cree que este año sí (2017-2018), pero la mirada sigue puesta en 2018, cuando los fondos digan hasta aquí hemos llegado y se vayan, después de haberlo intentado todo desde que compraron la cadena en 2005 a la familia Hinojosa por 1.440 millones, pero sin fórmula de recambio. La salida a bolsa no fue posible (con pérdidas, imposible) y tampoco la venta (como sí fue posible para el grupo saudí Alhokair con la Cadena Blanco), pero las diferencias entre los fondos han dejado al grupo sin rumbo, a la espera de lo que consiga Miquel. La estrategia ha cambiado radicalmente porque fue "un error", ha dicho Miquel. Ha pasado de querer emular a Zara, con público joven y productos baratos, a lo contrario: quiere conquistar a público en torno a los 45 años, con prendas más serias, de más calidad y más caras. Rafael Esparza