El financiero es uno de los sectores más digitalizados de España, no cabe duda. Los bancos han destinado miles de millones de euros anuales para poner a disposición de sus clientes aplicaciones capaces de hacer todo, o casi todo, lo que antes sólo podían hacer acudiendo a la sucursal.

La transformación, sin embargo, no ha sido tan rápida como esperaban algunos, principalmente por las reticencias de los clientes bancarios de más edad que, por otra parte, son los que tienen más dinero depositado en ellos. Los bancos han acelerado en los últimos años, pero con cautela para no descuidar a sus mejores clientes, a los que toda la vida.

Así ha sido hasta la llegada del coronavirus, que ha cambiado todo. Mejor, lo que ha cambiado todo ha sido el confinamiento forzoso decretado por el Gobierno que, aunque permite acudir a la oficina bancaria, ha hecho que los menos digitales prefieran quedarse en casa y aprender a operar a través de la aplicación de su banco. Un ejemplo muy significativo: en una sola semana, el BBVA ha guiado a 265.000 usuarios primerizos de su aplicación en España.

Ya lo dijo el ministro de Universidades, Manuel Castells, al hablar de la digitalización de la educación superior: nadie hace nada hasta que llega el coronavirus y te obliga. Si lo llega a saber FG