• Pyongyang ignora la enérgica condena del Consejo de Seguridad, pero no planeta nuevas sanciones.
  • La iniciativa de EEUU, Japón y Corea del Sur evita por esa vía el veto de China y Rusia.
  • Para el régimen comunista el lanzamiento del último misil es un paso más para contener a EEUU en Guam.
El Gobierno de Corea del Norte no sólo ha confirmado el lanzamiento de un misil sobre Japón que acabó en el Océano Pacífico, sino que ha dado un paso adelante, en esa provocación, al asegurar que no es más que otro ensayo en su guerra con Corea del Sur y EEUU tras sus maniobras militares conjuntas. De nada sirve, así, la condena "enérgica" del Consejo de Seguridad de la ONU por el último misil y la exigencia al régimen comunista del cese inmediato de las provocaciones y para abandone que las armas nucleares. A Kim Jong-un, que supervisó personalmente el lanzamiento, le da igual que le da lo mismo, empecinado como está en su otra guerra contra el mundo (todos los gobiernos han condenado sus prácticas). Para el Consejo de Seguridad, que atendió la petición de reunión urgente solicitada por Japón, lo que hace Corea del Norte es "indignante", al tiempo que le pide "acciones inmediatas y concretas para reducir tensiones en la península de Corea y más allá". La amenaza norcoreana, según la ONU, afecta a todos los Estados representados en Nacionales Unidas mientras el país "mina la paz y estabilidad regional de forma deliberada". No obstante, el texto no amenaza con nuevas sanciones, para evitar el veto de China y Rusia, que sostienen que ahí está el origen de los nuevos ensayos nucleares. Para Corea del Norte, sin embargo, la prueba del martes no es más que el primer paso en su estrategia para para "contener" a EEUU en la isla de Guam. Recuerden que a principios de agosto amenazó con lanzar cuatro misiles, después de que Trump avisara al régimen que se enfrenta al "fuego y la furia" de EEUU. Rafael Esparza