La COP25 va llegando a su fin, constatando el fracaso de la ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, anfitriona por excelencia en esta Cumbre que preside Chile -menos mal-. Y es que el movimiento ‘Fridays for future’, el que ha impulsado Greta Thunberg, ya ha hecho protestas: a los ‘Gretos’ no les gusta que el acuerdo se retrase y que no vaya a superar el alcanzado en París en el año 2015.

La regulación de los mercados de carbono se ha convertido en el mayor escollo para que se firme el acuerdo de la COP25. España, entre otros países, se opone a la doble contabilidad, pero esta parece que va a ser difícil de evitar: lo que significaría que tanto los países que vendan derechos de emisión como los que los compren podrán apuntarse estos derechos. Nuestro país pide una contabilidad robusta que evite que el sistema no sirva para reducir realmente las emisiones de CO2, se quiere “garantizar una contabilidad correcta”, ha añadido la ministra Ribera.

Greta Thunberg ha contaminado más con su viaje en catamarán que si hubiera venido en barco, pero a Ribera sólo le importaba una foto 

Al mismo tiempo, conviene destacar lo que a la titular de Transición Ecológica le costó conseguir la ansiada instantánea con Greta Thunberg… También está el hecho de que esta ha contaminado mucho más en su viaje en catamarán por el océano Atlántico que si hubiera optado por el avión

La Alianza por la Ambición Climática ya agrupa a 73 países, pero estos sólo suponen el 10% de las emisiones de CO2 mundiales. Un grupo en el que no se encuentran: China (representa el 29% de las emisiones totales) o EEUU (16%), por ejemplo.

La Alianza por la Ambición Climática ya agrupa a 73 países, pero sólo suponen el 10% de las emisiones mundiales

Y luego está el ligero tropiezo de la Unión Europea, que no ha logrado un compromiso unánime respecto al objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050: ha faltado la firma de Polonia. Tras el Consejo Europeo, el presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, ha sido diplomático, afirmando que este “Estado miembro tiene dificultades” para asumir dicho compromiso, pues el 80% de su energía procede del carbón (aunque contamina mucho menos que China). Eso sí, el compromiso de neutralidad climática ya cuenta con el apoyo de Estonia, Hungría y República Checa (el pasado junio se negaron), pero ojo, es sólo un acuerdo de principios y no es legalmente vinculante. Este objetivo forma parte del Pacto Verde Europeo, que será un “Green New Deal europeo”, ha presumido Sánchez, pero que costará a los europeos 100.000 millones de euros.