Consejo de Ministros. Salvador Illa y María Jesús Montero salen a escena. El titular de Sanidad, estrella gubernamental contra el coronavirus, se comporta como aquel ciclista que cruzó el último la línea de meta pero adujo que se trataba de todo un éxito… porque había empleado en el recorrido menos tiempo que el empleado un año antes. Pues mire, no, don Salvador: si llega el último ha fracasado. No puedes compararte contigo mismo, sino con los demás.

Pues bien. Hispanidad le preguntó al ministro Salvador Illa, cómo es posible que España sea el campeón mundial de infectados y de fallecidos por habitante si su confinamiento ha sido un éxito, siendo, además el confinamiento “más drástico de Europa y uno de los más drásticos del mundo”. Es igual. Illa tiene un lema: pregúntame lo que quieras. Total, no te voy a responder.

En Hispanidad fuimos los primeros en demostrar que el confinamiento de Sánchez ha fracasado, porque somos el país con más víctimas del coronavirus, que multiplicamos la media mundial y superamos con creces a todos los países comparables con nosotros.

La prioridad son los grupos que hicieron posible la investidura del presidente Sánchez. Es decir, socialistas, comunistas y separatistas: frentepopulismo

Illa sólo aportó un argumento válido para justificar ese fracaso, que él se empeña en presentar como un éxito: que a otros países todavía les queda un camino por recorrer. Es decir, que pueden superar nuestra cifras. Pero por el momento, no es así.

Y mira que le cito otros países con confinamientos mucho más blandos (Estados Unidos, Brasil Francia, Alemania, Suecia, Finlandia, Austria, Holanda, etc, etc, etc) y todos ellos han obtenido mejores resultados que España. Sí, también los hijos de Satán para la progresía española -EEUU y Brasil- van mejor que nosotros.

A lo mejor es que nos hemos equivocado encerrando a los españoles durante casi 100 días (98). Pues no hay tu tía. Hemos acertado, asegura don Salvador.

En cualquier caso, un estado de alarma renovado por sexta vez. Así, el 21 de junio, fin de la condena -en principio- habremos estado bajo arresto domiciliario casi 100 días (98, según mis cuentas). Habremos estado confinados tres meses y seis días.

Además, las comunidades no decidirán nada. Opositarán. Eso sí podrán acortar la fase III. Madrid, por ejemplo: si no lo hace entraría en la nueva normalidad, en pleno mes de julio. Una chifladura. Por tanto, el Gobierno, muy propio del estilo Sánchez, cede donosamente a la CCAA las competencias sobre la III Fase. Comunidades con las que, hasta ahora ha hablado mucho pero les ha impuesto todo, pero que ahora serán las encargas de recortar la III Fase. En Madrid puede durar 24 horas. Con esto naturalmente, el Gobierno consigue que si hay rebrote la culpa será de los gobiernos autónomos.

Por si no ha quedado claro, Illa insiste en que “esto no es un punto final es un punto y seguido”. La amenaza queda en el aire.

Se me olvidaba la noticia de este Consejo de Ministros: el 52% de la población española pasa a Fase III y el 48% a Fase II. Entre estos últimos, Madrid y Barcelona. Las dos grandes ciudades españolas van a quedarse con una economía destrozada. Y su influencia se extiende, sobre todo la de Madrid, por toda la zona centro.

Desglose: Pasan a Fase II: Madrid, Castilla León, Cataluña-Barcelona, Lérida… 48% de la población. Fase III: Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Cantabria, Guadalajara y Cuenca, Tarragona y otras zonas de Cataluña, Extremadura, Galicia, Murcia, Rioja, Navarra, Euskadi, Canarias (Ver mapa)… 52%.

Y no existe ese concepto de Policía patriótica que pertenece a otros gobiernos

A partir de ahí, llega el turno de preguntas. Mucho ojo, Marisú Montero. Dice muchas cosas -siempre dice muchas cosas- pero una a destacar: el Gobierno no gobierna con Ciudadanos (Arrimadas, que no te enteras) sino con el grupo de partidos que propició “la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Es decir, la unión de socialistas, comunistas y separatistas en mayor o menor nivel. Ese es el horizonte político de Sánchez.

Y luego Marisú entra en acción: Marlaska es un santo, la Guardia Civil ya no es la “policia patriótica”, como en tiempos del PP. Para ser un término -el de policía patriótica que se ha inventado la izquierda hace dos días- no está mal.

Y por la tarde, Fernando Simón completa el cuadro de caos estadístico español. El periodista de una agencia norteamericana le pregunta por la diferencia entre su número de muertos (27.000) y los 44.000 que ofrecen las fuentes que comparan los fallecidos en 2019 frente a los 2020. Pues no, Simón considera que dudar de su sistema de cómputo significa dudar de España. Y cuando le preguntan el porqué de esa diferencia se lo toma como algo personal.