Se daba por descontado que el Marco Financiero Plurianual pasara más que de puntillas por el Consejo Europeo de esta semana, al monopolizar el grueso de los debates los asuntos relacionados con el clima. Estamos ante el Presupuesto "más difícil" en la historia por la salida del Reino Unido, decía Charles Michel el recién estrenado presidente del Consejo al que le ha tocado pilotar una de las etapas más complicadas de la Unión Europea que reconstruir su relación con un vecino que alberga el centro de servicios financieros de la UE, que representa el 40% de su poder militar y cuyo flujo comercial con el bloque comunitario alcanza los 170.000 millones de euros. Así que, una vez que se produzca el Brexit, reto será establecer la futura relación.

Pero volviendo a la Cumbre, el objetivo inicial era lograr un acuerdo en el último encuentro del año y aprovechar  2020 para desarrollar las propuestas legislativas del futuro presupuesto para el período 2021-2027 y preparar el camino para que el 1 de enero del 2021 la financiación pueda llegar a los 27 sin problemas.

La realidad, sin embargo, es que el acuerdo no será posible de momento por las enormes divergencias entre los partidarios de gastar menos conocidos como “Frugal Five” y aquellos que exigen un presupuesto suficiente para contrarrestar el Brexit, que dejará un agujero de entre 10.000 y 12.000 millones de euros al año, cerca de los 80.000 millones a lo largo de todo el periodo.

Un nuevo frente puede condicionar  la negociación porque Chequia, Hungría y Polonia ya han anunciado que van a bloquear el programa comunitario en materia de cambio climático

El agujero se tendría que suplir en todo caso con recortes que afectarían, en mayor medida, a los fondos tradicionales de la UE como la Política Agraria Común (PAC) o los fondos de cohesión, que hasta ahora han representado en torno al 70 % del presupuesto. Lo que parece estar más o menos claro es que el precio a pagar por el Brexit no lo asumirían los programas que centrarán la agenda política europea en los próximos años, como el ya de por sí escueto Fondo Europeo de Defensa (13.000 millones de euros) o los programas de investigación e innovación cuyo relanzamiento se ha propuesto abordar la Comisión de Von der Leyen.

Así que, además de cubrir esta brecha, la UE debe financiar nuevas prioridades, como la lucha contra el cambio climático, la gestión migratoria o la digitalización, que se suman a partidas tradicionales.

En este complicado escenario, Finlandia, a punto de dejar la presidencia europeaapuesta por un marco presupuestario del 1,07% del PIB, lo que supone un recorte de 47.600 millones respecto al plan de la Comisión Europea que lo fijaba en 1,11% del PIB. Ambas propuestas son inferiores al marco actual (2014-2020), que tuvo una dotación de 1,082 billones de euros (1,16 %).

La cifra que pone sobre la mesa la presidencia de turno de la UE es, para los países que defienden un presupuesto del 1%, Alemania, Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria, "inaceptable" porque les obligará a aumentar sus respectivas aportaciones mientras que para los que defienden un presupuesto como el de Bruselas, España o Francia- es "insuficiente".

La UE tiene que reconstruir su relación con el Reino Unido que representa el 40% de su poder militar y cuyo flujo comercial con el bloque comunitario alcanza los 170.000 millones de euros

Los primeros son contribuyentes netos y se niegan a pagar más, y los segundos quieren que como mínimo se aporte el nivel propuesto por la Comisión Europea e insisten en la importancia de mantener los fondos de cohesión y agrícolas.

No hay que perder de vista un nuevo frente que puede condicionar  la negociación porque Chequia, Hungría y Polonia ya han anunciado que van a bloquear el programa comunitario en materia de cambio climático. El 75 % del denominado Club de Visegrado no está dispuesto a firmar la ‘neutralidad en carbono’ que se persigue para 2050, si no se incluye, en la parte del pastel que les corresponde, los fondos necesarios para que puedan embarcarse en el Green Deal de Bruselas.

Fuentes diplomáticas reconocían durante la cumbre la poca voluntad política para llegar a un acuerdo, “al menos en este momento”. "La propuesta  está muy lejos de lo que sería deseable. No hay equilibrio. Michel tendrá que arrancar de nuevo", subrayaban desde el equipo español presente en la Cumbre que esperan un presupuesto "razonable" para la agricultura y la cohesión y la eliminación de los cheques compensatorios que reciben algunos países.

Presidencia croata en el primer semestre

Aunque de momento no han trascendido las intenciones de Charles Michel, lo previsible es que haya un Consejo extraordinario para desbloquear la negociación a finales de febrero, momento en que estará al frente de la presidencia de turno hasta junio de 2020, Croacia.

La cifra propuesta por Finlandia es, para Alemania, Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria, "inaceptable" porque les obligará a aumentar sus respectivas aportaciones 

Croacia, firme defensora de las políticas de cohesión, lideró la reunión en Praga del pasado mes de noviembre a la que asistieron 16 países del Sur y del Este de Europa, entre los que se encuentra España, para defender precisamente la política que consideran amenazada por los recortes que quieren imponer varios socios comunitarios, con Berlín a la cabeza, tras el Brexit. 

En la cumbre en Praga, el grupo llamado Amigos de la Cohesión puso de manifiesto que "el Brexit ofrece una oportunidad ideal para corregir errores”, en clara referencia a la posibilidad de acabar con los ‘cheques- descuento’ privilegio que estaba vinculado a la presencia del Reino Unido y mecanismo de compensación para el país por las subvenciones agrarias que reciben sus aún socios comunitarios.