Consejo de Ministros del viernes 5 de julio: “Necesitamos hacer cosas para España”. La vocación de servicio de este Gobierno se deja ver en las palabras de Isabel Celaá, portavoz. Mírenlo así: Pedro Sánchez siente tal urgencia, tanta necesidad, por hacer cosas por España que está dispuesto a asumir su responsabilidad -más responsabilidad del PSOE que la de los demás- para formar Gobierno.

Si no se firman acuerdos es porque la derecha -dita sea- no quiere firmarlos. Pero el PSOE sí lo firma.

En la sala de prensa de Moncloa el signo de la Agenda 203, un círculo multicolor en movimiento, impone mucho

Además, el Partido Socialista Navarro no ha negociado para nada con los independentistas. Los proetarras de Bildu se abstendrán por amor a la estabilidad de una Comunidad Foral y española. Ya lo creo que sí. Y luego se justifica todo mediante el pensamiento invertido. Ojo al dato: Según Sánchez, y Celaá lo repite con entusiasmo, el asunto ha mejorado en Navarra, dado que antes estaba Bildu en el Gobierno y ahora no está. Hombre, campeón, verás es que antes la presidenta era la nacionalista, más separatista aún que su matriz PNV, Uxue Barkos, y ahora se supone que es el PSOE, de María Chivite, es decir, representante de un partido español. El escándalo no consiste en que la nacionalista Barkos meta en su Gobierno al proetarra Bildu, sino en que la socialista Chivite meta en el suyo a nacionalistas y comunistas, que son la correa de trasmisión de los proetarras, al tiempo que deja a un lado a la coalición ganadora de las elecciones, UPN, PP y Cs. Y sin despeinarse, don Pedro Sánchez y doña Isabel Celaá hablan de mejora.  

Y todo ello dentro de la moderación, el sosiego y la callada eficacia que caracteriza a don Pedro Sánchez. Y con un toque hipnótico, el que en la sala de prensa de Moncloa impone el mantra de la Agenda 2030 (ver foto). Bueno, ver la foto pero en la foto no se percibe cómo el círculo multicolor del nuevo paradigma ONU (no confundir con la bandera arco iris del LGTB), se mueve, probablemente para sodomizar a los periodistas, quienes de otra forma se ponen muy rebeldes. Es el gran ojo que te mira. Da mucho miedo.

El PSOE prepara un subidón de impuestos pero, tranquilos: “nadie debe temer nada”

Los pactos. Asegura la ministra portavoz, un dechado de moderación, que “llega un momento en que si no razonamos, no se podrá hacer política”. ¿Y eso es malo? Al parecer, para Isabel Celaá es el caos y la anarquía. Pero ya saben lo que se preguntaría un castizo: ¿estamos tan mal sin Gobierno?

Luego viene lo mejor. Le pregunta sobre la amenaza de su colega, la titular de Hacienda, María Jesús Montero, de subir los impuestos de Sociedades, Sucesiones y Donaciones y Patrimonio, justo los impuestos que un buen socialista considera que fastidian a los ricos. La izquierda es así. Celaá recurre a la "filosofía del lenguaje", una de sus pedanterías favoritas: "la pregunta es sencilla, la repuesta no lo es tanto". Ahí pasa a contarnos que todo depende de cómo se desarrollen los acontecimientos. Mentira cochina: prepárense si Sánchez permanece en Moncloa, -y permanecerá-, la legislatura se iniciará con un subidón de impuestos. 

Hispanidad también la pregunta por la política sobre cambio climático. El vicepresidente de la patronal Anfac, Mario Armero, pone a caldo a la ministra Ribera, Ignacio Galán, de Iberdrola, golpea al Gobierno mirando hacia Brasil: donde, asegura, sí hay una regulación adecuada y estable, Antonio Brufau pide a la ministra que llamó tonto (está bien, poco inteligente) que tenga un poco de sentido común.

Tres empresarios de primer nivel han criticado la política sobre cambio climático del PSOE pero no importa: Europa está con nosotros

Pero Celaá posee el argumento definitivo. Ojo al dato; el Gobierno de España sigue la misma línea: en 2050 descarbonización completa. Igual que Europa. Y mientras estés con Europa, nada te sucederá, pequeño.

Pero como se necesita algo más que referirse al primo de Zumosol, justo cuando el primo anda enclenque, Celaá aporta un nuevo argumento de su propia cosecha… y aquí mete la pata hasta dentro: “Sería lamentable para nuestra industria que estuviéramos produciendo coches que no comprará nadie”. Pues verá, doña Isabel, de eso justamente les acusan los constructores, que se han equivocado de objetivo y a destiempo: los diesel de ahora mismo contaminan menos que los de gasolina.

Moderación, sosiego y mucha, mucha demagogia. Es la receta de Iván Redondo. Oiga… y funciona.