• A pesar de la propaganda gubernamental, España es hoy un Estado líquido. Nos acomodamos a cualquier recipiente.
  • No somos ni amados ni odiados por el mundo. Ese es el problema.
  • "Nos la hemos de beber": el plan hidrológico no toca ni una gota del Ebro.
  • El toque calvinista de la derecha española: fomenta la vivienda en alquiler, aunque el español la anhela en propiedad.
Consejo de Ministros del 5 de mayo. Comparece ante los medios el ilustre  ministro de Educación y ministro portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo (en la imagen junto a Bañez), quien nos habla del gran peso político de España en el mundo. Un país que gana "credibilidad internacional". No lo sé pero da la impresión de que la España actual, al menos la España oficial, no le dice nada a nadie. Y eso porque España es un Estado líquido: se acomoda a cualquier recipiente. Ni molesta ni influye. Asegura el ministro portavoz que a "a mí no me excita nadie", en relación a la nueva filtración de jueces a medios informativos, donde un editor y un director de diarios, defendían a uno los acusados en el caso Lezo y mostraban su poco entusiasmo por Cristina Cifuentes (ahí coincidimos). Y resulta que en las conversaciones alguien contempla la posibilidad de "excitar" a Méndez de Vigo para que sustituya a Cifuentes en la Comunidad de Madrid. Y claro, al ministro portavoz no le excita nadie y además, recordó que él había apoyado la candidatura de Cifuentes como archijefa del PP madrileño. Y la sentencia final: si todas las filtraciones son como esa no me creo ninguna. Pues bueno es Méndez de Vigo: como Julio César, siempre acude presuroso en socorro del vencedor. A partir de ahí, las quisicosas habituales. Las CCAA recibirán 5.386 millones de euros más que en 2016. Cierto, pero el ministro continúa sin distinguir entre donaciones y créditos. Nos anuncia el gran avance en las negociaciones con el PNV, quien nos ha vendido caro a todos los españoles su apoyo a Rajoy en los presupuestos. Y 1.523 millones de becas: la más alta de la historia, con cargo a los presupuestos. Más valdría que, en vez de presumir de becas, presumiera de cheque escolar, el único sistema de financiación justo, pues otorga poder a los padres. No se preocupen, el Gobierno Rajoy nunca lo hará. Y… la mayor oferta de empleo público de la democracia. Claro, es que ya tocaba, tras cuatro años de reducción de efectivos. Ayuda a los jóvenes para alquilar vivienda. Pero más ayudas al alquiler que a la propiedad. Tendencias calvinistas del amigo Mariano. Y a todo esto se le llama "recuperación económica inclusiva". Para que no digan que la derecha excluye. Y esto recuerda aquello de que no se debe decir lo que la gente no está dispuesta a creer… aunque sea cierto. Plan hidrológico de Cataluña hasta el siglo 2021. "Ni una sola gota del Ebro", ni trasvases. Por cierto, ni un solo avance en el conflicto con los estibadores, que se están riendo de todos los españoles con mucho entusiasmo. Luego llega la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, quien nos habla de los logros conseguidos en trabajo. Por cierto, el número de contratos se reducirá de 4 a 3, pero no se llegará al contrato único indefinido que solicitaba Ciudadanos. Y eso que Rivera insiste en el objetivo y Luis Garicano también. Pero no está acordado. Pero si es verdad que el paro baja y el empleo crece. Y eso que la mejor reforma de Rajoy, la de Fátima Báñez, ni reduce los impuestos sobre el empleo -por tanto, no reduce la economía sumergida- pero sí reduce los salarios. Ahora bien, en contra de la demagogia de la izquierda lo cierto es que el trabajo fijo crece sobre el total y que, en suma, creamos 500.000 empleos por año. Sencillamente, no hay votos para profundizar en la reforma laboral y hay que conformarse con la de 2012. Eulogio López eulogio@hispanidad.com