• Nunca sabremos si, según Soraya, el aborto es un derecho, pero sí que ella es partidaria de la ley socialista del 85: la de los 100.000 abortos anuales.
  • Lo más importante es el consenso, asegura la vicepresidenta. Hombre no: lo más importante es la vida.
  • Está claro: la chupa negra, con calavera, de María Pico anuncia nuevos tiempos en el PP: igual cobardía pero mucho más hortera.
  • El nuevo baremo de indemnizaciones por accidentes de circulación puede provocar un proceso de concentración en el sector asegurador.
  • Ley de calidad alimentaria. Lo principal, unificar el caos autonómico en la materia.
  • Ridículas ayudas para el pequeño comercio, que no necesita créditos blandos, sino equidad y un nuevo modelo de bajos comerciales.
  • Madrid se ha convertido en el rehén de Rabat. La culpa la tienen la cobardía de los gobiernos españoles, tanto el de ZP como el de Rajoy.
Consejo de Ministros del viernes 25. Es cierto que estamos en periodo electoral pero aún no he conseguido ligar esta circunstancia con el hecho de que la jefa del Gabinete de la vicepresidenta del Gobierno, la todocaminos María González Pico, se encarne en la sala de prensa de Moncloa embutida en una chupa negra, en cuya espalda figura, heroica y retadora, una calavera. La Harley no aparecía por ningún sitio pero es se comprende: los servicios de seguridad de Presidencia no pueden permitir que una moto de grandes dimensiones estacione en los despachos del Complejo Moncloa. Sí acaso, en el helipuerto. Esto de las moteras del PP, de hecho o de fashion, es un fenómeno sociológico que debería ser investigado. En cualquier caso, la chupa negra de la Pico anuncia una nueva era política en el PP. Mayormente, era revolucionaria. O sea, la misma cobardía de fondo pero con una forma mucho más hortera. En ese escenario, su jefa y asesorada, doña Soraya Sáenz de Santamaría, abre fuego con el baremo de sector asegurador, es decir la tabla de indemnizaciones con las que hay que compensar a las víctimas. Una norma largo tiempo esperada por el sector, a la par que temida. En pocas palabras, se suben las indemnizaciones para víctimas de accidente de tráfico. Bueno, se suben para cuestiones sanitarias, lo que se intentará compensar con el ahorro procedente de la lucha contra la picaresca en los incidentes mecánicos. Ahora bien, las grandes aseguradoras llevan preparándose para el nuevo baremo desde hace un tiempo. El problema está en las pequeñas, que no podrán repercutir esos mayores gastos en ingresos por pólizas de la noche a la mañana. En otras palabras, la pregunta es si el nuevo baremo, que actualiza el de hace 12 años, propiciará la siempre esperada y afortunadamente nunca producida (ya saben que en Hispanidad nos gusta lo pequeño) rueda de absorciones y fusiones en el sector asegurador. El titular de Justicia, Rafael Catalá, también ha lanzado un proyecto sobre inmunidades para diplomáticos extranjeros residentes en España y, sobre todo, de paso por España. Algo que, por cierto, no casa con el derecho internacional, tan de moda, lo cual no tiene por qué ser malo (casi todo lo que ralentiza el derecho internacional es muy positivo para la buena salud de los pueblos; para entendernos, el arquetipo de derecho internacional es Baltasar Garzón). Pero habrá que mirar la norma con lupa: a fin de cuentas, puede generar impunidad o crear una casta -esta vez sí, casta- de diplomáticos al margen de la ley. La ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, presentó su ley de Defensa de la Calidad Alimentaria. Hombre, se trata de una norma que pretende recentralizar las doscientas normativas sobre calidad alimentaria clientes en 17 comunidades autónomas. La España autonómica ha generado unos problemillas de unidad de mercado que conviene solucionar y sólo la pavorosa crisis que hemos atravesado nos permite pensar con la cabeza y homologar la calidad en el conjunto del país. Otro proyecto de una ministra como Tejerina que piano, piano, se ha convertido en una de las más currantas del Ejecutivo: ley de Patrimonio Natural y de Biodiversidad. Resulta que somos el país con más biodiversidad de Europa. Diversos y dispersos. Más medidas del Consejo del viernes 10 de abril: 34 recetas para que no desaparezca el pequeño comercio. Todo ello con un presupuesto anual de 5 millones de euros. Soraya nos explica que 38.000 comercios se han beneficiado de ello durante la actual legislatura. Pues a qué poco toca cada uno. Al final resulta que todo lo que el Gobierno le da al pequeño comercio son créditos blandos del ICO. Miren ustedes, lo que necesita el pequeño comercio es que el grande no juegue con ventaja. No necesita ayudas, necesita equidad. Necesita locales comerciales pequeños que ya sencillamente no se construyen. Necesita unos sistemas de pago de los grandes comercios que nos resulten abusivos: por ejemplo en tiempos de pago. Necesitan unas condiciones de los proveedores que nos e ensañen con el pequeño. Necesitan, en suma, no créditos ICO sino igualdad de trato y facilidad de aparcamientos. Sí, de aparcamiento. Además de eso, un paquete de ayudas para el pequeño comercio en zona turística, impulso al pago con tarjetas de crédito etc. Ahí sí que se ha lanzado pero, naturalmente, no basta. El pequeño comercio no puede competir con las grandes superficies, no porque sea menos eficaz sino porque pelea con una mano atada a la espalda. Y aquí Rajoy no les ha servido de más ayuda que Zapatero. Es decir, ninguna. Pero las iniciativas políticas dan para lo que dan. No es para aplicarlas, sino para explicarlas, para lo que sale a escena todos los viernes, doña Soraya Sáenz de Santamaría ni por lo que selecciona convenientemente a los periodistas a los que otorga la palabra (por ejemplo, a Hispanidad nos censura de forma sistemática). No, donde Soraya quiere marcar escuelas es en el turno de preguntas. Porque allí la pauta la marcan, más menos, quienes preguntan. Cuestión más importante: el aborto. El martes se vota la puñetera reforma del PP con la estafa de Mariano Rajoy al movimiento provida y a la Iglesia y la burla al sentido común. Soraya en sentidísima alocución, nos explica que lo más importante es el consenso. Que no, vice, que no: lo más importante es que no se mate al inocente e indefenso. Un periodista le pregunta su opinión sobre si el aborto es un derecho. Naturalmente (¿naturalmente?), Sáenz de Santamaría no responde. Una vez lo hizo, años atrás, y se ha arrepentido de ello: respondió que ella era partidaria de la ley socialista de 1985. Es decir, la ley de supuestos, la que provocó más de 100.000 abortos anuales en España. ¡Bien por la muy progre Soraya! Y luego Marruecos, otra tonada falsa de la vicepresidenta. Madrid se ha convertido en el rehén de Rabat. Ni tan siquiera disponemos del derecho al pataleo. La culpa no es de Marruecos, sino de la cobardía de los gobiernos españoles, tanto de ZP como de Rajoy. Mohamed VI lo único que hace es aprovecharse de esa cobardía. Hay dos temas sobre la mesa: la atonía marroquí a la hora de salvar a los dos espeleólogos españoles y el proceso a 11 altos cargos marroquíes por crímenes en el Sahara. Esta segunda fue fácil para Soraya: es un procedimiento judicial, etc., etc. Ahora bien, lo de los dos espeleólogos españoles muertos fue de bochorno: al final, se conformó con decir lo mucho que ha hecho España por sus ovejas perdidas en el extranjero y, atención, atención, para no criticar a los marroquíes, de quienes somos rehenes, habló de los protocolos de cada país en esos casos. Dos muertos y Soraya hablando de protocolos. A lo mejor, esto es la nueva era de la chupa de María Pico. Y encima nos quedamos sin saber si, según la número dos del Ejecutivo Rajoy, el aborto es un derecho o no lo es. Hablando claro no se llega a presidenta. Eulogio López eulogio@hispanidad.com