Consejo de Ministros del viernes 5 de octubre. Salen a escena, flanqueando a la ministra portavoz, Isabel Celaá, la responsable de Economía, Nadia Calviño y la de Cambio climático, o así, Teresa Ribera. Esa última explica a los plumillas el plan contra la pobreza energética, que en el Ejecutivo Sánchez todo se hace “a beneficio de los huérfanos, los huérfanos, y de los pobres de la capital”. Ya se sabe que para el buen izquierdista la solución a todos los problemas es la subvención pública, y lo que debe evitarse a toda costa es la siguiente pregunta: ¿Y esto –estas subvenciones- quién lo paga?

Después de que doña Carmen Calvo, señora vicepresidenta, una máquina de regañar, asegurara que “la libertad de expresión no lo resiste todo” la señora portavoz Isabel Celaá, nos explica que este Gobierno siempre está con la libertad de expresión, junto a los medios de comunicación. Simplemente, nadie se lo cree. Pero es cierto que el Ejecutivo está muy crecido porque la alianza perversa entre el oligopolio mediático, el de los grandes multimedia, con el Gobierno Sánchez para “estabilizar la situación política ante el desafío catalán (y otros tópicos)”, es decir, contra la prensa independiente de Internet que es la que está denunciando escándalos, funciona.

En la rueda de prensa se acabaron las alusiones a la tesisgate, a las mentiras de ministros y a sus elusiones. Aquí no dimite nadie y el presidente quiere acabar la legislatura. En año y medio, Sánchez tendrá tiempo para pasearse por medio mundo estrechando manos y salvando a la humanidad de fascistas, conservadores y machistas. Y, ya de paso, ganar las próximas elecciones.

Al Gobierno Sánchez le encanta la subvención. Y la pregunta maldita es: ¿Esto quién lo paga?

El otro acto lo protagoniza la titular de economía, Nadia Calviño. Acude al consejo para defender la solvencia de la economía española. Nos asegura que el consenso es importante y aunque el FMI haya hecho un informe tremendo contra la economía española, prevé un crecimiento del 2,7% para 2018.

Pero la realidad es que, pasando del consenso a los hechos, y del futuro al presente, el PIB ya se ha reducido hasta el 2,5% (sin modificación estadísticas) a 30 de junio y que, lo peor, la balanza de pagos ha caído en picado. Ha sido llegar al poder Pedro Sánchez y la economía española ya amenaza con una crisis.

Bueno, para Calviño no, porque el consenso es más importante que la realidad. Y esto, traducido al mundo periodístico, viene a ser algo como: no dejes que la verdad te estropee un buen titular. Pues Nadia Calviño, igual.