• Pero miren por dónde, pagó un euro.
  • ¿Cómo es el plan para indemnizar a los accionistas? Restrictivo y rácano.
  • En teoría paga lo que valía, aunque no a todos por igual.
  • Además, hay dos descuentos implícitos. El del mercado a que cotice, que no lo hará al referente del 1%.
  • Y ya veremos las condiciones para emigrar.
  • Y les van a freír a comisiones.
  • Más el siempre preceptivo descuento de salida, que ya veremos en qué condiciones se otorga.
  • Vamos, que exige fidelidad perpetua y crea un tipo de accionista de segunda división.
  • Aún así, lo lógico es que minoritarios aplicarán el más vale pájaro en mano…
  • ¿Y los grandes accionistas? Eso, piensa Ana Botín, es cosa de Bruselas o de Madrid. Y piensa bien.
  • Eso sí: ¿seguro que es una buena idea cargarse a la sindicatura como cliente y como accionista? Es lo que ha hecho el Santander.
  • En cualquier caso, en Europa están preocupados: no pensaban que el trágala del Popular les explotara mediáticamente.
Empecemos por el final. El Santander compró el Popular por un euro porque la entidad carecía de liquidez e iba a ser intervenido. Hasta aquí la verdad oficial, que no deja de ser la llamada posverdad. Un mes después, el Santander anuncia una compensación para el pequeño accionista del Popu. No a todos ni a todos por igual. Pero sí nos anuncia el coste máximo para el Santander: 980 millones de euros. Al parecer, algunas acciones y bonos de algunos accionistas y bonistas del Popular sí valían más de un euro. En cualquier caso, mucho menos de lo que le podría costar al Santander indemnizar a los minoritarios por orden de los tribunales. Seguro. En cualquier caso, la indemnización parte del valor que tenía el Popu cuando se inicia la segunda ampliación de capital, la de 2016: 1,25 euros por acción. Pues bien, si usted aplica ese valor al conjunto de los 4.200 millones de acciones nos sale que le Santander, que compró por un euro, valora el Banco Popular en 5.250 millones de euros. Insisto: compró por uno. No deja de ser una cantidad que se sitúa en la horquilla de entre 4.000 y 7.500 millones de euros, la que, el pasado mes de noviembre, Ana Botín ofertó por el Popular, como adelantara Hispanidad. En cualquier caso, la oferta el Santander es restrictiva y rácana. Por una parte deja a un lado a los grandes accionistas. Hace bien pero no deja de ser la trampa de la 'intervención interrupta' de Europa la tarde-noche del 6 de junio. En definitiva, Ana Botín remite a los grandes accionistas a Europa: que paguen Bruselas y Francfort o que pague Madrid aunque en este punto las fuentes discrepan: nadie quiere asumir el coste. Por cierto, aunque sólo sea un grupo de accionistas, minoritarios, con el precio de la segunda ampliación como referencia, ¿recuperarán todo su dinero? De eso nada. El Santander realizará una emisión con carácter perpetuo y un interés de referencia del 1%. Eso ya conlleva un previsible descuento, que se acentuará cuando se conozcan las condiciones de salida que, seguramente, como perpetuos, resultarán draconianas. En el mejor de los casos, la rentabilidad será la de referencia, un 1%. Además, abonarán a lo largo de los años. Para ser exactos, siete años mínimo para la presunta recuperación del 100 por 100 que, como digo, nunca será del 100 por 100. Y, de postre, les van a freír a comisiones. En plata, es una oferta restrictiva y rácana, producto de que el equipo jurídico del Santander considera que en este punto, ganarán la batalla en los tribunales. Por tanto, ¿para qué gastar más? Y, naturalmente, el minoritario renuncia a denunciar ante los tribunales. Y yo creo que tendrá éxito, porque el minoritario no quiere líos: preferirá pájaro en mano que ciento volando. Pero eso no significa que sea justo ni que todos vayan a aceptar la propuesta. Por ejemplo, la Asociación Independiente de Afectados por el Popular (AIAP), que alerta del riesgo de los "Bonos de Fidelización". "Riesgo grande, ya que este tipo de productos tal como declara la CNMV, sólo pueden ser vendidos a inversores institucionales, y se van a colocar a personas mayores, en muchos casos sin ningún tipo de formación, y mucho menos en conocimientos financieros", advierte en una nota. Sea como fuere: ¿seguro que es una buena idea cargarse a la sindicatura como cliente y como accionista? Porque la oferta del Popular aleja a los casi 2.500 miembros de la sindicatura (9% del capital), tanto como clientes como como accionistas. Eso, doña Ana, no es una buena idea. En cualquier caso, en Europa están preocupados: no pensaban que el trágala del Popular les iba a explotar mediáticamente. Porque ¿saben una cosa? Esto no se lo cree nadie. A lo mejor el Popular se queda en precedente único para el BCE y la Junta Única de Resolución bancaria. Eulogio López      eulogio@hispanidad.com