• Está claro que esta medida reabre otra vez el debate entre el derecho a la privacidad -donde se incluyen los datos biométricos- y la defensa de la seguridad, que esgrime el Estado.
  • Porque, a fin de cuentas, ¿qué diferencia hay entre que el Estado digitalice nuestro iris o guarde nuestra huella dactilar en el DNI?
  • En cualquier caso, se da una peligrosísima trasferencia de datos particulares hacia el poder. Esa es la cuestión.
El Gobierno indio se enorgullece de haber identificado a más de mil millones de personas en la mayor base de datos biométricos del mundo, informa Efe. El programa Aadhar arrancó en 2009 con el reto de registrar digitalmente a todos los habitantes del segundo país más poblado del mundo, unos 1.250 millones según la última estimación del censo en 2015. Siete años después, Aadhar ha conseguido superar la barrera de los mil millones de personas archivadas, el 80 % de los indios, en lo que el ministro de Comunicaciones e Información Tecnológica del gigante asiático, Ravi Shankar Prasad, ha calificado como un logro "histórico". Sin embargo, para unos se trata de una hazaña digna de admiración mientras que para otros es un peligroso experimento que pone mucha información privada en riesgo. El Gobierno indio es de los primeros: se vanagloria de que mientras su base de datos biométricos, con detalles como el iris o las huellas dactilares, alcanza estas cotas la del Buró Federal de Investigaciones (FBI) en Estados Unidos apenas tiene 150 millones de registros. Aadhar toma "todas las precauciones necesarias para la salvaguarda de la privacidad" y los datos "no serán compartidos con nadie por ninguna razón en absoluto", ha reiterado el ministro cuando se le ha preguntado sobre el uso que hará el Gobierno y el riesgo de que terminen en manos de empresas privadas. Sin embargo, la abogada Usha Ramanathan señaló: "Todo esto no es más que un experimento que se está haciendo con la población india y es el momento de advertir al mundo de que lo que se está haciendo aquí puede pasarles a ellos, porque si lo haces con la población india, lo puedes hacer en cualquier sitio". La letrada, una de las activistas por los derechos civiles que estudia recurrir por inconstitucional la ley en que habilita este registro, considera que el programa gubernamental es "completamente engañoso". Y si se ha llegado a los mil millones, "es porque están presionando a la población", señaló en referencia a que el número único de identificación que se obtiene con la tarjeta Aadhar, de doce dígitos, facilita el acceso a subsidios y servicios públicos o trámites como la apertura de una cuenta bancaria. Está claro que esta medida reabre otra vez el debate entre el derecho a la privacidad -donde se incluyen los datos biométricos- y la defensa de la seguridad, que puede esgrimir el Estado. Porque a fin de cuentas, ¿qué diferencia hay entre que el Estado digitalice el iris o guarde nuestra huella dactilar en el DNI? En cualquier caso, se da una peligrosísima trasferencia de datos particulares hacia el poder. Esa es la cuestión. Pero no se preocupen: el peligroso gobierno panteísta indio (e hindú) lo hace por la salud y la seguridad de los indios. Deberían estarle agradecidos. José Ángel Gutiérrez josangel@hispanidad.com