• El fracaso del BCE. Quería bancos grandes y malos: ahora tendrá bancos pequeños y malos.
  • Además, el sector, en toda Europa, está  condenado a vender activos y jibarizarse.
  • Ojo, y la crisis de Unicredit es más importante que el tan retirado Monte de Siena.
  • A eso añadan la crisis del Deutsche Bank.
  • Y la banca francesa vuelve a preocupar a los analistas.
  • Es el propio modelo bancario el que está en solfa.
  • La crisis final llegará  cuando los fondos serenaren de los bancos.
Buen análisis sobre las necesidades de financiación de Unicredit, que es más importante que el Monte de Siena. Pero es que la crisis de la banca italiana no es sino la punta del iceberg: es toda la banca europea la que afronta su segunda crisis en menos de una década y es el propio modelo bancario el que está en entredicho. Al Unicredit hay que unir la crisis permanente del Deutsche Bank, mientras los analistas vuelven a recordar que la banca francesa, mientras los bancos ingleses continúan dando muestras de debilidad y el conjunto de la banca continental sigue huyendo hacia la banca de inversión, algo para lo que ni están preparados, no hay hueco, porque el antiguo papel de la banca de inversión la juegan ahora los fondos, la temida banca en la sombra. Y ojo con la crisis de la deuda, la crisis del ROF. Los tipos a cero no sólo no han asfixiado el margen bancario sino también el recurso a la compra-venta de deuda, que también se ha quedado sin margen. ¿Reducir activos, reducir plantillas y jibarizarse? Tampoco sirve. Es una compresa que no puede detener la hemorragia general. Y es que, además del coste familiar y social, reducir el número de oficinas no sirve. En definitiva, lo que ha quebrado es la política del Banco Central Europeo y el modelo bancario mismo. Y la crisis final, la tercera fase, casi alienígena, llegará cuando los fondos, esa banca en la sombra, se convierta en propietaria de los bancos. Cuando los hayan exprimido, cuando comprueban que el negocio bancario ha dejado de ser negocio, se irán y los dejarán caer. Prepárense para un derrumbe general de la capitalización bursátil de la banca. Pero bástale a cada día su afán. Por de pronto, nada de bancos grandes, como pretendía Draghi, sino bancos pequeños… a la fuerza. Y todo ello en la esperanza de que suban los tipos y tendremos una nueva época de sensatez. Para eso, tendremos que convencernos de que los tipos bajos no reactivan la economía. Pero Mario Draghi y Janet Yellen aún no se han enterado. Y si no sube el precio del dinero, al menos que no tropecemos otra vez en la misma piedra. No salvemos bancos en quiebra dejémosles quebrar. Eulogio López eulogio@hispanidad.com