Según ha denunciado Oran Doyle, profesor de Derecho del Trinity College, un proyecto de ley irlandés, aprobado la semana pasada, tipifica como delito penal el hecho de que un sacerdote escuche confesiones, recoge Gloria TV.

La ley se aplica incluso si un sacerdote guarda las distancias sanitarias y escucha las confesiones al aire libre. Curiosamente, se permite que el sacerdote se reúna con un feligrés “para charlar”.

El delito consiste en asistir a un acto religioso. La prohibición se aplica tanto a los actos en el interior como en el exterior, excepto los funerales y los matrimonios.

Es la primera vez que, bajo el régimen de Covid, se establece una prohibición explícita de los servicios religiosos en Irlanda, añade Gloria TV.

Y todo esto es una muestra más de los excesos de algunos gobiernos, que directamente han atentado contra la libertad religiosa, derecho que también está vigente en tiempos de pandemia, pues es anterior y está por encima de los citados gobiernos.