Codorníu hace dos años que perdió su españolidad por disputas familiares, cayendo en manos del fondo estadounidense Carlyle, que se hizo con el control. Un movimiento similar al que antes se vio en Freixenet, que se convirtió en propiedad del grupo alemán Dr. Oetker (en concreto, de su división vinícola, Henkell), y que deparó en desprestigio del sector del cava. Ahora Carlyle ha vuelto a desplazar a la familia fundadora (los Raventós) al fichar a Sergio Fuster como CEO para duplicar la facturación.

Se trata de un ingeniero industrial valenciano, con máster en dirección comercial y marketing, que lleva más de 20 años ligado a empresas internacionales muy importantes. Actualmente es director de marketing global de Kellogg’s y también ha trabajado para Danone, United Biscuits y Procter & Gamble. Carlyle ha creado el puesto de CEO, al que Fuster se incorporará el 1 de septiembre, sustituyendo a Ramon Raventós Basagoiti, que ha sido director general del grupo desde noviembre de 2018. Este último seguirá como director de desarrollo de negocio y accionista de Codorníu.