El 10 de septiembre de 2014 fallecía Emilio Botín, presidente del Banco Santander, a los 79 años de edad. El 14 de septiembre, cuatro días después, fallecía a la misma edad Isidoro Álvarez, presidente de El Corte Inglés (ECI). Hoy, cinco años después,la conclusión es esta: Botín preparó su sucesión pero no lo suficiente. Álvarez no la preparó en absoluto y pretendió cambiarla en el último momento… y no le salió.

Al final, los dos fallaron en lo mismo: no en su objetivo de mantener la propiedad y gestión en manos de la familia (que eso, aunque les pase a los entusiastas del mercado es cosa buena y saludable) pero se equivocaron en algo: no es posible separar la propiedad y la gestión… ¡en una misma familia!

Isidoro Álvarez quería como presidente de El Corte Inglés (ECI) a Dimas Gimeno pero dejó la mayoría del capital a una fundación (Ramón Areces) a la que no había dotado con el 51% del capital, tal y como le encargara Ramón Areces (aunque él mismo no lo hizo). Y así, hemos vivido 5 años de enfrentamiento entre Marta Álvarez y Dimas Gimeno, que han acabado con la victoria de la primera, al menos si se certifica sus victorias judiciales… que aún no han terminado.

A ultimísima hora, Isidoro Álvarez (el ‘jefe’ como le conocían sus colaboradores) intentó el triunvirato, un presidente nombrado por la Fundación Areces, por IASA y por el Consejo de ECI. Pero se murió.

Isidoro Álvarez no trabajó su sucesión y, a última hora, pretendió dar un giro… que no se cumplió

Emilio Botín tenía mejor atada su sucesión pero jugaba con el tiempo, cosa que no debió hacer. Formó a Ana Patricia, su primogénita, para la Presidencia pero, al tiempo, mimó, lo que no hizo con su otro hijo, Emilio, a su benjamín, Javier. Al final, Ana lleva la gestión y Javier la sociedad familiar que controla, oficialmente, el 0,70%. ¿Qué hubiera ocurrido si no se hubiera muerto en 2014 sino en 2024? ¿El sucesor sería Javier o la sucesora sería Ana Patricia?

En cualquier caso, al intentar separar propiedad y gestión dentro de la misma familia. Tanto Botín como Álvarez han provocado enfrentamientos entre los suyos, algo que no se debe producir cuando suceden estas dos cosas:

1.Tu sucesor tiene que adquirir el prestigio que sólo ofrece la edad.

2.El enemigo está a las puertas.

El problema de las grandes compañías sólo es ese: que son grandes

A las puertas del Santander están los fondos (lo de ‘fondo-buitre’ siempre le ha parecido una reiteración), los mismos que intentaron colocar a Andrea Orcel como primer ejecutivo y pre-jubilar a Ana Botín. En el otro, En ECI, pues varios: primero el moro, el jeque catarí Al Thani, segundo, el propio mercado. Isidoro Álvarez murió cuando el modelo de negocio ECI estaba obligado a cambiar… porque los grandes almacenes especializados tienen que cambiar o morirán. No era, pues, el mejor momento para guerras civiles. Y ahora costará años recuperar el tiempo perdido.

Separar propiedad y gestión en el seno de la familia, es un error mayúsculo, porque el problema de las grandes compañías es ese: que son grandes.

¿O es que Emilio Botín e Isidoro Álvarez hubieran permitido no controlar tanto propiedad y gestion, ora del Santander ora de ECI, en sus manos y sólo en sus manos?

A veces, el latifundio o la herencia en exclusiva para el primogénito (hablo de empresas, no de patrimonios personales), no es tan mala idea.