El Tribunal Supremo avala en una sentencia la venta de Banco de Valencia a CaixaBank por un euro en 2012. Desestima así el recurso presentado en mayo de 2016 por la plataforma de afectados (pequeños accionistas) ante la Audiencia Nacional con la resolución y proceso de venta llevado a cabo por el Frob (el fondo de reestructuración bancaria).

La sentencia confirma el criterio seguido por el Frob, tras los informes previos a la venta de los expertos independientes sobre la valoración de la entidad su situación deficitaria, algo que cuestionaban los recurrentes.

La sentencia confirma la validadez del proceso del Frob para recapitalizar la entidad 

El Supremo recuerda, además, que había unos plazos marcados por la UE, que finalizaban en noviembre de 2012, para recapitalizar los bancos en crisis. Antes de esa fecha, debían estar elaborados los planes individuales para cada entidad y ser autorizados por la comisión del Frob -con una memoria económica incluida-, para su aprobación posterior por Economía y Hacienda, como ocurrió en diciembre de ese año.

La intervención del Banco de Valencia fue decidida un año antes, en 2011, por el Banco de España, debido a su situación financiera y falta de liquidez, con una inyección de 3.000 millones de dinero público.

Un año después, el Frob suscribió una ampliación de capital de 4.500 millones (con fondos europeos) y a los accionistas no les quedó otra que asumir las pérdidas por el riesgo inmobiliario y de crédito a pymes, antes de la recapitalización del banco y de la trasferencia de activos tóxicos a la Sareb (el banco malo). Después fue adjudicado a Caixabank.