• Por eso Moody's rebaja la calificación de la deuda, algo que no hacía desde la matanza de Tiananmen.
  • El impacto en las bolsas, muy limitado: afecta más a la cotización del yuan, que cae un 0,35%.
  • El problema de fondo: la explotación laboral (sueldos de miseria) y la ausencia de una clase media homologable.
  • Las reformas se ralentizan por el aumento de la deuda y el crecimiento económico más lento.
La agencia de calificación Moody's ha rebajado un escalón el rating de su deuda china (de Aa3 a A1), algo que no hacía desde 1989 -coincidiendo con las matanzas de Tiananmen- por una razón básicamente: las reformas puestas en marcha para aumentar el consumo no funcionan como es debido y, en paralelo, la deuda del gigante asiático sigue creciendo. La decisión de Moody's, que deja la calificación en el peldaño equivalente al de Fitch (A ) y uno por debajo del de Standard & Poor's (AA-), ha tenido un efecto limitado en las bolsas, aunque siempre están atentas a lo que ocurre con la economía china, como cuando resucitó, hace dos años, el fantasma de una crisis económica global. El yuan, sin embargo se ha depreciado un 0,35%. La rebaja afectará más a las emisiones de deuda, que controla el Estado, no a los inversores extranjeros. Eso le gustaría, a través del atractivo de Hong Kong. Ahora bien, eso no quita que la economía china sea en sí un problema y lo seguirá siendo. Esa economía está herida con la peor enfermedad que puede sufrir una economía: la caída del consumo por la ausencia de una clase media homologable a la de otras regiones. Y a eso se añade la explotación laboral, con sueldos de miseria, para fabricar más barato y elevar las exportaciones. Y a pesar de las reformas puestas en marcha para cambiar el modelo, la demanda no crece como se espera, lo que se traduce, para las empresas, en menor rentabilidad y más dificultades para devolver los créditos que han suscrito. La derivada golpea a la estabilidad financiera. El ritmo de las reformas del régimen chino -recuerden: un país, dos sistemas (comunista para negar derechos y libertades y capitalista en lo económico)- es precisamente lo que cuestiona Moody's. Se ralentizan por dos factores: el aumento de la deuda y el crecimiento económico más lentos. La reacción de Gobierno, como era de esperar, ha sido contundente. Su ministro de Finanzas ha tildado de "infundada" esa rebaja porque ha subestimado la capacidad de maquinaria pública para afianzar esas reformas y generar la demanda necesaria para activar más la economía. Los datos del PIB chino apuntan a lo contrario, sin embargo: entre 2010 y 2016, el PIB chino -la segunda gran economía mundial- se ha desacelerado desde el 10,6% al 6,7% y podría descender todavía más en los próximo cinco años, según Moody's: hasta el 5%. La previsión oficial para 2017 es un aumento del 6,5%. En paralelo, la deuda es un lastre y podría aumentar más aún. Actualmente, según los últimos datos del Banco de Pagos Internacionales, la deuda total se sitúa en el 255% de su PIB. La deuda pública está en el 53,2% y podría aumentar al 45% en 2010. Pero la deuda de las empresas asciende a 166,2% del PIB. Rafael Esparza