• Bachelet se crece para que Chile entre en la órbita del Nuevo Orden Mundial.
  • A espaldas de la realidad, además, con soflamas como que "no es ético poner límites artificiosos al amor".
  • Se pliega más al Movimiento de Liberación Homosexual, antes de negociar con la oposición política.

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, ha firmado el proyecto de ley para el matrimonio homosexual, que permitirá además la adopción de niños. Forma parte su programa electoral, que está levantando una fuerte polémica en el país, como la ley del aborto. La nueva iniciativa llega así al Parlamento para convertirse en ley antes de que acabe la legislatura (marzo de 2018). Bachelet consuma así otro paso, al dictado del Nuevo Orden Mundial, del que ella misma forma parte. Fue, de hecho, la primera directora de ONU Mujeres, la organización de Nacionales Unidas nacida en 2010, con la ayuda de Zapatero, empeñada en colar la ideología de género allí donde aparece. Ahí sigue también Bibiana Aído, la exministra de Igualdad con ZP, ahora con un tercer destino, Ecuador. En Bachelet nada es casual, al servicio, naturalmente, de los colectivos feministas y homosexualistas. Es más, a la espera de la tramitación parlamentaria (introducida con carácter de urgencia), la iniciativa parte de un acuerdo, en mayo, con el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh). Y se entiende así el mensaje de la presidenta, antropológicamente infumable, en el sentido de que "no es ético ni justo poner límites artificiosos al amor". Andrés Velázquez andres@hispanidad.com