• La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, habla de trazar una línea entre la libertad y el respeto.
  • Las viñetas de la revista satírica gala han encendido a los países musulmanes para lanzar toda su rabia contra Occidente.
  • En África ha sido una excusa más para que las fracciones islamistas ataquen a los cristianos en Níger, Nigeria o Camerún.
  • En Europa crece el miedo al yihadismo, mientras las marchas contra la islamización pasan de Alemania a Dinamarca y Noruega.

El atentado yihadista contra la revista satírica Charlie Hebdo conmocionó a Francia y Europa -es cierto, nadie lo duda-, pero sus secuelas, a medida que pasa el tiempo, parecen una anécdota; trágica, pero anécdota. La primera reacción fue un apasionado debate entre libertad de expresión y terrorismo. Lo segundo, es preciso insistir en ello, perderá siempre frente a lo primero. Pero los frentes de la polémica han crecido en magnitud hacia otros ámbitos: el problema ya está, de hecho, en la agenda de los ministros de Exteriores de UE, en los que ha influido, cómo no, la agitada reacción en los países de mayoría musulmana, contundentes contra Charlie Hebdo, y también la realidad interior del Continente: hay una amenaza real yihadista (los europeos tienen miedo) y, paralelamente también avanzan, entre llamadas a la calma, manifestaciones islamófobas en los países del norte.

Los problemas están donde están, pero antes de apuntar a cualquier consideración, hay dos realidades incuestionables: el debate inicial entre libertad de expresión y terrorismo se ha desplazado estratégicamente a otro, quizá más certero, entre libertad de expresión y libertad religiosa. El fundamentalismo es un atropello del mismo modo que el respeto parece una necesidad. Occidente es relativista (el pensamiento vale para un roto como un descosido), por eso se puede llegar a plantear, sin despeinarse, el derecho inexistente contra la blasfemia, por ejemplo, o el de la mentira injuriosa. Y es precisamente desde esos extremos desde donde se plantea ahora, de modo creciente, que no todo vale.

La responsable de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, ha terciado en la cuestión diciendo que hay que luchar contra el terrorismo yihadista, pero que "tenemos que ser totalmente responsables de lo que hacemos o decimos". Mogherini  añadía que "el respeto es uno de los principales valores centrales de la Unión Europea y trazar una línea entre libertad y respeto siempre ha sido uno de los dilemas filosóficos".

Las palabras de la jefa de la diplomacia europea parecían la reacción a lo que "estamos viendo en muchas partes del mundo", lo cual entronca con lo sucede dentro y fuera de Europa.

Dentro de Europa, el debate crece. No son una anécdota pasajera las marchas islamófobas en Alemania, Dinamarca o en Noruega, planteadas también como el ejercicio de un derecho democrático de manifestación, como el aumento constatado de ataques contra lugares de culto musulmanes en Francia desde el atentado contra Charlie Hebdo. En efecto, el movimiento del autodenominado Europeos Patrióticos contra la Islamización de Occidente (Pegida), concentrado inicialmente en la ciudad germana de Dresde, se ha ampliado a otros países nórdicos. La situación en Francia, mientras, ha llevado a decir al jefe del Observatorio contra la Islamofobia, Abdallah Zekri, que la situación "es insostenible" y que es necesario frenar esa tendencia con hechos, no con palabras.

Y fuera de Europa, entre los nuevos frentes, están también las reacciones en los países de mayoría musulmana. Algo parece haberles despertado de una cierta parálisis y han utilizado el argumento de las viñetas del semanario galo para lanzar toda su rabia contra Francia y OccidenteLa masiva manifestación de este lunes en Chechenia es una prueba fehaciente (también las ha habido en Gaza, Argelia, Turquía, Irán…). La misma envolvente se ha desplegado en los países africanos en los que las fracciones más radicales presionan desde el norte (Mauritania, Mali, Chad, Níger, Sudán) para que el islam avance en los países situados más al sur (Nigeria, República Centroafricana o Camerún). En estos últimos casos, con fuertes brotes de violencia contra los cristianos, con quema de templos y asesinatos.

Todo lo que ha ocurrido después del atentado contra Charlie Hebdo ha cambiado también el paso de la Unión Europea, que intenta buscar puntos de cooperación con los países musulmanes para luchar contra el terrorismo yihadista. Fue uno de los puntos que centró la reunión de los ministros europeos de Exteriores de este lunes, 19. Ha vuelto a latir la importancia de las dos libertades, de expresión y religiosa.

"La amenaza no sólo es lo que vimos en París, ha dicho la jefa de la diplomacia europea, sino lo que se extiende en otras partes del mundo, empezando por los países árabes". Uno de los acuerdos fue intensificar el intercambio de información entre los servicios de inteligencia de los países de la UE y de otros como Turquía o Egipto. La determinación a cooperar fue con firmada también por el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, que participó en el encuentro.

Rafael Esparza

rafael@hispanidad.com