Indignación máxima en Comisiones Obreras. El pasado 27 de junio, día de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, patrona de Hacienda, la Agencia Tributaria dio permiso a aquellos trabajadores que quisieron asistir a la misa que se celebró en su honor, y se les dijo que podían alegar un “motivo oficial” para justificar su ausencia. ¡Qué vergüenza!

“No entendemos los arriba firmantes, que el asistir a un acto religioso, en este caso católico, pueda suponer un ‘motivo oficial’”, afirma el sindicato en un comunicado publicado el miércoles.

La organización que lidera Unai Sordo se agarra al artículo 14 de la Constitución: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Pero olvida -como casi siempre se hace- lo que dice el artículo 16.3 de la misma Constitución: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.

En otras palabras, el Estado establecerá relaciones con todas las religiones, especialmente con la católica, que es la mayoritaria en nuestro país. El sindicato que lidera Unai Sordo, hombre de profundas ideas, alega que Hacienda debería hacer lo mismo con los funcionarios que quisieran asistir, por ejemplo, a las fiestas del Orgullo Gay, a los que tengan lugar durante el Ramadán o el Año Nuevo Chino.

Un argumento muy sagaz, sin duda. Lástima que ni el Orgullo, ni el Ramadán ni el Año Nuevo Chino tengan nada que ver con lo admitido por Hacienda, como tampoco lo tiene la liga de fútbol o los festivales de música estivales. El problema de CC.OO es que no soporta que alguien quiera, y pueda, ir a misa con motivo de la festividad de la patrona. Para ser exactos, no soporta que nadie acuda a la Eucaristía. Eso es intolerable.