La policía alemana detuvo en la mañana de ayer al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont cuando acababa de entrar en Alemania en coche tras cruzar la frontera desde Dinamarca. Tras pasar unas horas en comisaría, fue trasladado a la prisión de Neumünster, donde permanece a la espera de comparecer ante el juez. La detención se produjo en colaboración con la policía y los servicios de inteligencia españoles, que tenían localizado a Puigdemont desde que salió de Finlandia el viernes. El expresidente catalán fue detenido en virtud de la euroorden emitida por el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena por rebelión, delito que también está recogido en el Código Penal de Alemania.

El presidente del Parlamento de Cataluña, Roger Torrent, anunció anoche que hoy mismo iniciará contactos con partidos, sindicatos y entidades sociales con el objetivo de articular un "frente común por los derechos y libertades" para "salvar la democracia". En un mensaje institucional difundido a través de TV3, Torrent señaló que la situación "de excepcionalidad que vive Cataluña exige una salida política y no judicial". Desde el bloque constitucionalista celebraron el fin de la "fuga" del expresidente catalán y expresaron una vez más su respeto a las decisiones judiciales. Mientras que los dirigentes de los partidos independentistas llamaron a la "movilización pacífica" como respuesta a la detención de Puigdemont.

Pero pacíficas, pacíficas..., no fueron. Las protestas de ayer en Cataluña, que remitieron poco antes de la una de la madrugada, se saldaron con la detención de 9 personas por parte de los Mossos d'Esquadra, y cien personas resultaron heridas, entre ellos 23 mossos, según el Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM).

Y es que el domingo por la tarde miles de personas salieron ayer a las calles de Barcelona para protestar contra la detención de Carles Puigdemont y exigir su puesta en libertad. Alrededor de 55.000 personas, según datos facilitados por la Guardia Urbana, se sumaron a las protestas convocadas por Òmnium Cultural y la Asamblea Nacional Catalana frente a las sedes del consulado alemán y la Comisión Europea. Horas más tarde, cientos de personas convocadas por los autodenominados Comités de Defensa de la República se concentraban frente a la Delegación del Gobierno. En este último punto, los Mossos d'Esquadra intervinieron con material antidisturbios para desalojar a los concentrados, lo que derivó en enfrentamientos que se prolongaron durante más de cuatro horas por las calles adyacentes.

Manifestaciones de protesta similares se repitieron ante las sedes de las subdelegaciones del Gobierno en las distintas capitales catalanas, así como cortes de tráfico en la autopista AP-7 y otras carreteras.