La larga huida hacia el centro-reformismo, hacia el centro de la nada. Como en los tiempos de Felipe González, el PP siente que debe volverse progresista. Es el eterno camino hacia el centro, hacia el centro mismo de la nada. Y como le ocurriera a Aznar, que denominó a este proyecto centro-reformismo, cuando más progre se dibuja más se desdibuja el origen cristiano del partido (sí, en sus orígenes fue un partido cristiano).

Casado arrinconado por los progres Feijóo, Moreno y Mañueco, se niega a cambiar de ideario, prefiere cambiar de casa

Tras el fracaso en Cataluña, Pablo Casado ha decidido hacer caso del probo ciudadano que, recién llegado a la Presidencia del PP, le aconsejó que vendiera Génova.

Pero su gran proyecto consiste en la fusión entre el PP y Ciudadanos. Vamos que Pablo Casado e Inés Arrimadas se casan: el PP busca una fusión con Ciudadanos, que no con Vox. Con ello ofrece una tabla de salvación a Inés Arrimadas, quien se aferra al sillón y con ello se escenificará, una vez más, el reparto de la miseria. Entre otras cosas, porque, a día de hoy, el único personaje político con pegada, en ambas formaciones, se llama Isabel Díaz Ayuso.

Colocar a Arrimadas como CEO le sirve a Casado para evitar el desembarco amigo

¿Por qué se marcha de la calle Génova? Pues porque Casado, arrinconado por los progres Feijóo, Moreno y Mañueco, se niega a cambiar de ideario pero prefiere cambiar de casa. Además, colocar a Arrimadas como CEO le sirve a Casado para evitar el desembarco amigo, por ejemplo de los barones citados, y, especialmente, de Feijóo.