Manuela Carmena ha recogido con ganas el guante de la futura regulación de los vehículos de transporte con conductor (VTC) en la capital. De hecho, quiere prohibir que aparquen a menos de 100 metros de aeropuertos, estaciones de ferrocarril o autobuses, o intercambiadores de transportes” que dispongan en su interior de recintos de aparcamiento adecuado para la subida y bajada de clientes.

Así se recoge en el borrador de la ordenanza de Movilidad en la que trabaja el Ayuntamiento de Madrid. Asimismo, quiere establecer un descanso de dos días a la semana y una jornada máxima de 16 horas de trabajo (salvo en vehículos para personas de movilidad reducida). Además, se fija una limitación de viajes en vacío en función de la categoría ambiental. Eso sí, la delegada de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Inés Sabanés, ha recordado que el Ayuntamiento no tiene capacidad para regular la precontratación al ser una competencia de tráfico propia del Gobierno regional, por lo que sigue insistiendo en la famosa precontratación (punto fundamental aprobado en Cataluña). 

Paralelamente, la Comunidad de Madrid apuesta por dar facilidades a los taxistas. Todo esto sucede un día después de que los taxistas se levantaran de la mesa del Comité Madrileño del Transporte al considerarlo un “insulto” y una “farsa”.

Y por cierto, el Ministerio de Fomento ha anunciado que convoca a las CCAA a una reunión el próximo 19 de febrero para hablar sobre el taxi y los VTC. ¿Se habrá cansado José Luis Ábalos de pasar “patatas calientes”? Nos tememos que no.