La verdad es que no se le puede acusar de que no lo haya advertido. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, ha repetido que el Gobierno no permitirá el enaltecimiento de Francisco Franco. Y pone como testigo a “el cardenal”… que en su entrevista con el secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolin, le ha dado mucho de sí, incluso ha dado de sí para que el Vaticano tenga que recordarle a la vice que miente.

Es igual, con la excusa del enaltecimiento de Franco, Calvo amenaza con cerrar cualquier establecimiento que sirva para ello. ¿Enterrar a Franco, que era católico, en la catedral de La Almudena es enaltecer a Franco? Por supuesto que sí y con esa ley en la mano el cristófobo Gobierno Sánchez podría cerrar la mismísima catedral de La Almudena.

El Gobierno Sánchez trata de eliminar cualquier actividad cristiana y silenciar la evangelización… por vías democráticas

Y no solo la catedral madrileña. Por las mismas, podría cerrar cualquier otro templo o iglesia donde se le enterrase, ya fuera judío o musulmán aunque este no sea el deseo de la familia. Del mismo modo, tampoco se le podría enterrar en ningún lugar católico ni ofrecer una misa de difuntos por su alma. Y si lo entierran ‘en sagrado’ , mejor que mejor: así el Gobierno podría cerrar el tal ‘sagrado’… católico.

A partir de ahí, al enaltecimiento de Franco podría unirse a la censura de cualquier otra actividad que el Gobierno Sánchez considerara antidemocrática: verbigracia, para la progresía socialista y podemita, la Iglesia es machista, retrógrada y antidemocrática, atenta contra el derecho al aborto y contra el derecho a la libre opción sexual. Ergo, cualquiera de sus actividades podría ser prohibida y cualquiera de sus locales cerrados.

¿El final del proceso? Prohibir la Eucaristía

Estaríamos ante una persecución ‘democrática’, legal y legítima.

Pero ojo, esto no constituye el final del proceso lógico, independientemente de que Carmen Calvo haya llegado, o no llegado, hasta ahí (a lo mejor sí). Para eliminar a la Iglesia no basta con cerrarle sus templos, pues corres el peligro de crear mártires, la gran semilla del cristianismo. No, tienes que ir a por la Eucaristía, el gran tesoro d la Iglesia. El objetivo final en el que confluyen todas las persecuciones religiosas –por medios democráticos, como creo haber dicho antes– es la prohibición de la Eucaristía. Por ejemplo, por razones de orden público o por fanatismo: ¿A quién se le ocurre pensar que un trozo de pan es el mismísimo Dios, Creador del Mundo? Solo a un fanático. Y ya saben que para los progresistas como Carmen Calvo, todo católico es un ultracatólico y lo ultra debe ser prohibido… democráticamente.