En la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, celebrada el pasado miércoles, Cáritas ha advertido que la pandemia del coronavirus agravará la precariedad laboral y la pobreza en España. Y es que tener un empleo ya no es garantía de estabilidad ni de bienestar económico, pues el 16% de la población que tiene trabajo está en situación de pobreza, según recoge la nueva entrega de la serie Focus que elabora la Fundación Foessa, titulada ‘Vulneración de derechos: Trabajo decente’.

Esto supone unos 2,5 millones de trabajadores pobres debido a los bajos salarios y a la excesiva parcialidad y temporalidad. En concreto, el 13,2% está en una situación de pobreza relativa y un 3,1% en pobreza severa, lo que supone unos ingresos mensuales inferiores a 370 euros para una persona y de menos de 776 euros para dos adultos y dos menores de edad.

De hecho, el 52% de las familias afectadas no dispone de dinero para afrontar gastos imprevistos y el 42% se ha visto obligada a pedir ayuda económica a familiares y amigos. El 16,4% de la población (7,8 millones de personas) viven en hogares cuyo sustentador principal padece una inestabilidad laboral grave y 615.000 trabajadores (1,3%) subsisten de empleos informales (o sea, los de la economía sumergida). Asimismo, respecto a los bajos salarios se refiere que los de la hostelería son un 40% más bajos que la media y los del personal doméstico, un 52% inferiores. Además, también se refiere la brecha salarial entre hombres y mujeres, situándola en el 21%, que en el caso de los extranjeros se eleva al 24%.

El trabajo indefinido y a tiempo completo es hoy una quimera para cerca de cuatro de cada diez trabajadores 

El trabajo indefinido y a tiempo completo es hoy una quimera para cerca de cuatro de cada diez trabajadores (concretamente para el 34,6%). Es decir que no trabaja las horas que le gustaría ni durante los periodos de tiempo que querría, viendo claramente vulnerado su derecho a un trabajo digno. “Nuestro modelo de sociedad parece seguir afirmando que el empleo es camino señalado para la integración social, pero vemos que su capacidad protectora es claramente insuficiente”, afirmó Francisco Lorenzo, director de Acción Social en Cáritas.

La organización de la Iglesia católica “sigue reforzando su apuesta por una forma de hacer economía en la que la persona y su dignidad, y las comunidades se encuentran en el centro”. De hecho, de las 78.976 personas que participaron en sus programas de empleo el año pasado, 15.368 han encontrado trabajo, como refleja el Informe de Economía Solidaria 2019. Asimismo, realizó 1.057 acciones formativas, por las que pasaron 16.276 personas, atendió a 29.755 en los servicios de intermediación laboral y otras 689 personas participaron en acciones de autoempleo. Además, conviene añadir que Cáritas tiene 73 iniciativas de economía social, que suponen 1.787 puestos de trabajo, de los cuales 985 son empleos de inserción por los que pasaron 1.353 personas en 2019 y gracias al impulso a la empleabilidad de estas empresas de inserción, 287 personas han encontrado empleo en el mercado normalizado.