• En público, los supervisores hablan de un 12% de recursos propios pero envían cartas a las entidades solicitando el 8%.
  • Hablamos de recursos propios pata negra. Y parece que, al final, se impone ese 8%, pero ese porcentaje no va a gustar a los estadounidenses.
  • Además, la EBA (Autoridad Bancaria Europea) de Andrea Enría dice una cosa y la inspectora jefe del BCE, Danièle Nouy, otra.
  • Y las autoridades nacionales (los 'bancos de España' siguen defendiendo su soberanía). Consideran que los organismos de inspección paneuropeos son muy arbitrarios… y no les falta razón.
  • Naturalmente, la pugna sigue estando entre deuda pública y renta variable. Los inversores en ambos productos tienen intereses antitéticos.
  • Y los políticos no quieren renunciar a colocar cuanto más deuda pública mejor. Esa deuda se pagará -o no- cuando ellos se hayan jubilado.
  • Mundo de locos. En España, tras presentar los resultados, los operadores se fijaron más en la capitalización de los bancos que en su rentabilidad.
  • Así, Caixabank y Bankinter -el más rentable- resultaron los más desfavorecidos.

El todopoderoso sistema financiero internacional se mueve por los tópicos más simplones…y más falsos. Por ejemplo, tras la crisis bancaria de 2007 y el consiguiente salvamento con fondos públicos de los bancos más débiles, las autoridades supervisoras, los bancos centrales, se focalizaron en la capitalización. El primer mandamiento es que un banco bueno es el que tiene mucho capital, en lugar de la verdad tradicional de que un banco bueno es el que tiene poca morosidad.

A partir de ese axioma, la locura: toda crisis bancaria se soluciona con más capital (más acciones para dividendar, pero dejemos eso) y el secreto de la supervisión bancaria consiste en ofrecer exigir más y más capital a las entidades.

Y encima, la crisis bancaria ha provocado, al menos en Europa, una profusión de organismos controladores, que lanzan opiniones y modelos distintos y hasta contradictorios. No sólo eso: en público se muestran mucho más duros (ya saben para evitar nuevas crisis) con los bancos que en privado. No sólo eso: el conjunto de los supervisores europeos chocan con los norteamericanos. Además, el sistema europeo es muy arbitrario: en lugar de un porcentaje de capital mínimo igual para todos, a cada banco le aplican una receta distinta. Por tanto, para culminar el lío, resulta que los 'bancos centrales' de cada país luchan por su soberanía y defienden a sus entidades.

Por un lado, está el italiano Andrea Enría, el hombre de la Autoridad Bancaria Europea (EBA) que no siempre coincide con la jefa de supervisión del Banco Central Europea, la francesa Danièle Nouy que no sin cierta razón se pregunta para que existe la EBA.

En publico, los nuevos fariseos supervisores luchan por imponer un elevado coeficiente a la banca: más o menos hablan del 12% de recursos propios pata negra. En la práctica, se conformarán con el 8%, porque saben que de otra forma podrían hundir al sector… again.

Y eso que los americanos, causantes del desastre financiero mundial, se han vuelto puritanos y pretenden un coeficiente de recurso propios que, en total, con activos utilizables para cubrir pérdidas, alcance o supere el 15%. Vamos, que estamos todos locos.

En paralelo, el debate de capital frente a deuda. En definitiva, los políticos utilizan el sistema bancario para endeudar a sus países que, a fin de cuentas, ya lo pagará la siguiente generación. Ahora bien, se han creado así dos intereses distintos y encontrados: el inversor en acciones quiere poco capital y mucha deuda, es decir inversión sin riesgo y sin exigencias de capital. Por el contrario, el inversor en deuda quiere mucho capital y poca deuda a alto precio.  

En cualquier caso, la EBA y el BCE se están dedicando a enviar cartas personales a cada entidad exigiendo a cada una de ellas distintos baremos. A unos se les exige más capitalización que a otros. Ojo, dentro del axioma de que la rentabilidad no preocupa, sólo la solvencia y esta solvencia se mide por el capitalización. Y los analistas e inversores siguen la senda que marcan los reguladores y supervisores. Así, si observan el gráfico (en la imagen), donde se compara la reacción de la Bolsa de Madrid (Ibex 35) a los resultados ofrecidos por las entidades se darán cuenta del absurdo. Por ejemplo, Bankinter, la entidad que ha presentado mejores resultados en 2014, fue castigad por el mercado mientras Caixabank, con un buen margen de intereses, resultó el más castigado de todos.

En resumen, el caos teórico y práctico, reina en el sector bancario europeo tras la presunta unificación inspectora, ahora en manos, presuntamente, la del Banco Central Europeo.

¿Que todo esto no tiene nada que ver con usted? Lo tendrá si se produce una nueva crisis bancaria.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com