Daba miedo escuchar a una juez feminista, con más de feminista que de jueza, entrevistada en televisión, durante la mañana del lunes 25, día de la violencia machista. Como varón solidario con mi sexo hay que desear que ningun hombre caiga en sus manos… aunque caen en sus manos todos los días un montón de ellos dado que desarrolla su ‘magisterio’ en un jurado de violencia de género.

Cuando se inauguraron estos juzgados (aquelarre, como los califican la asociaciones de varones), allá por 2004, la jueza entrevistada tuvo que aclarar esto: “No significa que todo hombre que entre por esa puerta vaya a ser condenado”. Gracias por la advertencia, señoría, pero ahora, 15 años después, hay una colega suya que se enorgullece de que se hayan conseguido tantas “condenas” contra maltratadores y destaca -¿critica?- a aquellas mujeres -¡muy débiles!- que se echan atrás en su denuncia al varón. A lo mejor es que la denuncia era falsa o conllevaba falsedad.

El caso es que el Gobierno en funciones, el de Pedro Sánchez, y todo su mariachi de tertulianos afines (los tertulianos son los intelectuales del momento), en especial los de la TV del propio Sánchez, la pública RTVE, se han lanzado en tromba contra el partido que lidera Santiago Abascal, cuya iconografía televisiva está forzada para logra la mayor similitud de Abascal con Mussolini. Todo ello al grito de “están rompiendo los consensos”, ergo, son antidemocráticos”.

La ley de 2004 permite la prisión de preventiva del varón por el hecho de serlo

Obsérvese que la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, ya no dice aquello de que Vox es anticonstitucional, dado que no hay forma de demostrarlo, a lo mejor porque es mentira.

Ahora se intenta justificar el adjetivo ‘ultra’ aplicado a Vox en su oposición a la ley contra la violencia de género y en la ruptura de “los consensos”. Pero lo cierto es que Vox dice lo que piensa cualquier con sentido común. No hay tantos misóginos: cuando en una pareja desaparece el afecto es muy posible que estalle el odio y la mala leche. A partir de ese momento, cada sexo emplea sus mejores armas. El varón, la fuerza bruta. Naturalmente, nadie justifica el uso de la fuerza contra tu pareja, pero no la pega por ser mujer (como aseguraba la Declaración del Gobierno emitida el pasado viernes), sino por ser su mujer, su pareja. No odia a todas las mujeres, como la mujer no odia a todos los varones: sólo odia a su mujer de la misma forma que la mujer sólo odia a su varón. El feminismo sanchista no es más que la negación de esta evidencia.

Pero en algo tiene razón eso de los consensos: en efecto, el Partido Popular, votó a favor de una ley injusta como la de 2004, según la cual, la mujer, por el hecho de ser mujer, puede denunciar a su pareja y ésta, por el hecho de ser varón, entra en el calabozo sin que se haya practicado diligencia previa alguna.

Al fondo, el gran embuste: Vox no es ultra, es católico

Es decir la ley contra la violencia de género, aprobada por una unanimidad, ha inventado la prisión preventiva.

En cualquier caso, ahora se trata de utilizar el feminismo blindar el Frente Popular que Sánchez quiere montar con Podemos y los separatistas, utilizando, una vez más, una imagen distorsionada de Vox, ahora modelo de machismo favorecedor de la ‘lacra’. Al fondo, el gran embuste: Vox no es ultra, es católico. No se trata de marginar a los ultras, sino a los católicos.