• La Caixa se queda pillada en Portugal, a la espera de una respuesta sobre el riesgo de su oferta.
  • La junta de BPI debía aprobar la venta del 2% de la filial angoleña BFA, pero se aplaza al 13 de diciembre.
  • La operación se complica también por el rechazo de pequeños accionistas a un trato de favor a Isabel dos Santos.
  • La empresaria angoleña controlaría la filial a través de Unitel, la operadora que controla indirectamente.
  • La OPA en Portugal es una de las razones por la que Caixabank se esconde antes las fisiones bancarias.
La OPA de Caixabank sobre el portugués BPI, en el que tiene un 45%, tendrá que esperar al visto bueno del BCE. Es el modo con el que la entidad española quiere blindarse antes de dar un paso en falso en ese país, después del acuerdo al que llegó con la empresaria angoleña Isabel dos Santos (en la imagen). Dicho de otro modo, si al BCE no le parece suficiente que el BPI reduzca su participación un 2% en el Banco de Fomento Angola (BFA) -la filial angoleña, tan rentable para BPI como peligrosa, por el riesgo que implica-, también deja en suspenso la OPA sobre la totalidad del banco luso. Al fin y al cabo, de lo que se trata es de reducir la exposición de BPI en el banco angoleño -el requisito del regulador- y ese 2% puede ser suficiente, ya que reduce la participación del BPI en BFA por debajo del 50%, o no. Eso es lo que espera saber Caixabank, que a su vez tiene claro que no cuenten con ella para fusiones en España. Por ese motivo, la propia Caixabank propuso ayer miércoles que la junta que debe aprobar la operación se aplace al 13 de diciembre. Con todo, no es ese el único punto en discordia en los planes de Caixabank. A eso se suma la disputa entre los accionistas sobre la otra cara de esa misma operación: la venta del mencionado 2% a Isabel dos Santos, segunda accionista de BPI (18,5%) e hija del presidente angoleño. La compra de ese 2% fue la condición de la empresaria para la abstención que permitió suprimir el límite de los derechos de voto al 20% en BPI -primera condición de Caixabank, salvada en septiembre, para seguir con la OPA-, pero no todos los accionistas están de acuerdo en que reciba a cambio 28 millones de euros. Ese 2%, además, da a Dos Santos el control del banco angoleño BFA, a través de Unitel, la teleco angoleña que la empresaria controla indirectamente. Unitel elevaría su participación en BFA  del 49,9% al 51,9%. ¿Qué pasa entonces?: que un grupo de pequeños accionistas considera que Caixabank favorece injustamente a Isabel dos Santos, y ha amenazado con abrir una guerra en los tribunales, lo cual complicaría a su vez la OPA de Caixabank. A esos accionistas se une también la familia Violas (2,6%), la misma que provocó que la supresión del blindaje del 20% en los derechos de votos  se aplazara de junio a septiembre. En fin, un culebrón, que continúa. Rafael Esparza