• Casi un millón de personas protesta en las calles del país con un grito unánime: la expulsión de su presidenta.
  • Pero entre los convocantes, hay corrientes de todo pelaje.
  • Unos quieren crear un nuevo partido para emprender una reforma profunda de las instituciones.
  • Otros quieren expulsar al Gobierno y piden uno nuevo que favorezca más la iniciativa privada.
  • Y los hay también que piden, incluso, una intervención militar para reconducir la situación política.
  • Los compañeros más críticos con Dilma Rousseff endulzan su discurso para evitar una hecatombe.
La inmensa mayoría de los brasileños coincide en una cosa: el primer paso para solucionar la crisis política y económica del país es la destitución de Dilma Rousseff. La tasa de aprobación a la presidenta ha quedado reducida a un ridículo 8%, según las últimas encuestas. Las manifestaciones de este domingo en los distintos puntos de Brasil fueron convocadas con ese objetivo y reunieron a casi un millón de personas en total (menos, dicho de paso, que otras veces). Quedó patente, en cualquier caso, la gran impopularidad de Rousseff y el rechazo masivo a su gestión de la crisis. Hasta ahí, todos de acuerdo. Los problemas surgen, no obstante, al plantearse qué escenario debe regir tras la hipotética salida del cargo de la presidenta. La diversidad de asistentes a las marchas de ayer revela una gran multiplicidad de perspectivas sobre este asunto. Los tres principales organizadores de las manifestaciones fueron Movimiento Brasil Libre, Vem Pra Rua (Salga a las calles) y los autodenominados 'Intervencionistas': Movimiento Brasil Libre es la organización que más peso tuvo en la convocatoria a nivel nacional. Está formada principalmente por jóvenes, y cree que la dimisión de Rousseff puede dar a Brasil la oportunidad de crear un nuevo partido progresista que sustituya al Partido de los Trabajadores (PT). "Esta es una ocasión histórica para promover reformas profundas y estructurales", asegura Renán Santos, miembro de esta organización. Vem Pra Rua es un colectivo creado para favorecer los intereses del sector empresarial. Aunque ellos también desean la expulsión del PT del Gobierno, su objetivo es reducir el tamaño del Estado federal para favorecer la iniciativa privada. 'Los Intervencionistas' son los que van más allá. Según ellos, la renuncia de la presidenta no impedirá mantener el estatus quo del país, así que apuestan por una intervención militar que extirpe la corrupción sistémica de las instituciones y reconduzca la situación. Este grupo ha colgado en su página web una foto para honrar a los instigadores del golpe de Estado de 1964, que mantuvo a Brasil sumida en una dictadura durante 20 años. Entre tanto, los dirigentes políticos más críticos con la gestión de Dilma Roussef han suavizado su postura hacia la presidenta. Este viraje del discurso sugiere que la élite gobernante de Brasil está buscando vías para acabar con la crisis sin tener que reemplazar el Gobierno. Conviene recordar que el Ejecutivo de Rousseff inició esta segunda legislatura hace solo nueve meses. Daniel Esparza daniel@hispanidad.com