• El presidente del Senado, Renan Calheiros, brinda su apoyo a la presidenta de Brasil porque su destitución equivaldría a "prender fuego" sobre el país.
  • Eduardo Cunha, líder de la Cámara de los Diputados y compañero de partido de Calheiros, es mucho más duro con la jefa del Estado: deja abierta la opción de destituirla.
  • Dilma Rousseff se parapeta de las críticas a su gestión apelando a la necesidad de unidad nacional en los momentos difíciles.
  • Pero no impide la convocatoria de nuevas protestas contra ella. La manifestación de este domingo contará por primera vez con el apoyo explícito del principal partido de la oposición, el PSDB.
  • Los datos económicos no acompañan al Gabinete de Dilma Roussef: Brasil cerrará 2015 con una contracción en su economía del 1,5%.
El devenir de la crisis política en Brasil ha llevado a muchos críticos con la gestión de la presidenta del Gobierno, Dilma Roussef, a promover un juicio político contra ella. Esta iniciativa podría conducir a la destitución de Roussef. Este escenario ha obligado a los altos cargos políticos a tomar parte. El último en posicionarse ha sido el presidente del Senado. Renan Calheiros ha manifestado ante la prensa su apoyo a la presidenta del país. El parlamentario, líder del opositor Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), apeló a la estabilidad institucional y expuso que echar del cargo ahora a Rousseff equivaldría a "prender fuego" al país. Estas declaraciones tienen especial relevancia porque el presidente de la Cámara de los Diputados y compañero de partido de Calheiros, Eduardo Cunha, ha sido mucho más duro con la presidenta Rousseff, y ha dejado abierta la posibilidad de su destitución. A Rousseff se le recrimina su inacción ante la crisis de corrupción en Petrobras, además de incumplir la ley al manipular las cuentas fiscales para permitir un mayor gasto del Gobierno en octubre del año pasado. Este último asunto está investigándolo el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU). Si este organismo certifica alguna irregularidad, los partidarios de la impugnación de la presidenta se apuntarían un tanto importante. La presidenta, entre tanto, intenta explicar ante la Opinión Pública la crisis financiera que también azota al país. Ayer lunes reconoció que la economía brasileña cerrará 2015 con una contracción del 1,5%, pero pidió a la sociedad que ignore a los sectores políticos que dan por fracasado a su Gobierno. Aseguró que Brasil superará esta crisis "pasajera". Rousseff eludió las dudas por su gestión económica apelando a la necesidad de unidad nacional en los tiempos difíciles: "Brasil necesita más que nunca de personas que piensen en el país, antes que en sus partidos y proyectos personales". A pesar de estas palabras, la jefa del Estado no ha logrado evitar la convocatoria de nuevas jornadas de protestas para exigir su marcha del cargo. La manifestación prevista para este domingo, además, contará por primera vez con el apoyo expreso del principal grupo de la oposición, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Su presidente, Aécio Neves, echa más leña al fuego, e insiste en que está listo para gobernar en caso de una eventual destitución de la actual presidenta del Ejecutivo. Daniel Esparza daniel@hispanidad.com